A partir de 1963 comenzó una relación de intereses entre Antonio Armas Curbelo y varios armadores de cabotaje del norte peninsular, que fructificaron con la adquisición de varias unidades de segunda mano. Uno de ellos fue el vapor “Polensa”, propiedad del armador Antonio Léniz Bengoechea.
Construido en Astilleros Balenciaga, Zumaya, entró en servicio en diciembre de 1961 y en julio de 1963 pasó a la propiedad del armador lanzaroteño, es decir, cuando todavía no tenía dos años en servicio. El precio fue de nueve millones de pesetas y las gestiones las llevó a cabo el consignatario vasco Enrique Rodríguez Polledo, que era socio de Antonio Léniz Bengoechea.
Era un buque de 284 toneladas brutas, 185 toneladas netas y 228 toneladas de peso muerto, en un casco de 39,15 m de eslora total -35 m de eslora entre perpendiculares-, 7 m de manga, 3,51 m de puntal y 3,60 m de calado. Propulsado por una máquina alternativa de triple expansión, de 450 caballos de potencia sobre un eje y una velocidad de ocho nudos con buen tiempo.
Inscrito en la matrícula naval de San Sebastián, este buque fue el primero de máquina de vapor que tuvo la flota de Antonio Armas Curbelo, de ahí el apodo marinero y portuario de “Polensa de humo”, para diferenciarlo del “Polensa Tercero”, adquirido en 1967, que aunque en origen también había estado propulsado por una máquina de vapor, posteriormente sería sustituida por un motor diésel.
Para sustituir al primer “Polensa”, Antonio Léniz Bengoechea y Enrique Rodríguez Polledo construyeron en el mismo astillero otros dos buques, un poco más grandes, que recibieron los nombres de “Polensa Cuarto” y “Polensa Quinto”, siendo puestos en servicio en 1965 y 1964, respectivamente. En 1970, ambos armadores unieron sus intereses y fundaron Naviera Uralar.
Por lo que se refiere al vapor “Polensa”, navegó y mucho en las líneas interinsulares y en el tráfico del Sahara, entonces en su apogeo y su presencia era fácilmente reconocible por el penacho de humo que iba dibujando sobre su estela. Amarrado desde 1973, dos años después se vendió para desguace y se procedió a su desmantelamiento en el puerto de Las Palmas.
Foto: Archivo Juan Carlos Díaz Lorenzo
Bibliografía: Díaz Lorenzo, Juan Carlos (2004). “Naviera Armas. Una nueva generación”. p. 179. Santa Cruz de Tenerife.