El vapor «Marqués de Campo» (1918-1924)

A la primera etapa de la hoy centenaria Trasmediterránea pertenece el buque «Marqués de Campo», que rendía homenaje a la memoria de José Campo Pérez (1814-1889), destacado comerciante, naviero, editor y político español de la segunda mitad del siglo XIX. Entre otros cargos importantes destaca la alcaldía de Valencia, de la que tomó posesión en 1842, aunque su mayor conocimiento llegó cuando su poderosa naviera se convirtió en una dura competencia de la flota de Antonio López, primer marqués de Comillas.
En 1914, la Compañía Valenciana de Vapores Correos de África, dirigida por el doctor José Juan Dómine, había contratado dos buques con el astillero de la Sociedad Española de Construcción Naval en la factoría de Cartagena y otros cuatro con el astillero Euskalduna. Los dos primeros fueron los vapores «Roméu» y «Escolano» y los restantes, por parejas, recibieron los nombres de «Poeta Arolas» y «Guillem Sorolla» y «Capitán Segarra» y «Marqués de Campo», respectivamente.
Las circunstancias derivadas de la guerra europea aplazaron la construcción de estos buques hasta el final del conflicto, momento en el que la mencionada Compañía Valenciana de Vapores Correos de África se había fusionado en la creación de Compañía Trasmediterránea, fundada en 1916. Razón por la cual sería la nueva empresa quien los recibiera y enarbolara su contraseña, aunque se decidió mantener su nombre original, al igual que en cada uno de los buques restantes.
Construcción número 40 del astillero fundado por Ramón de la Sota y su familia, en junio de 1917 resbaló por la grada el casco del buque «Marqués de Campo», que sería entregado en diciembre de 1918. En enero de 1919 arribó en el viaje inaugural al puerto de Barcelona, cabecera de la línea asignada, bajo el mando del capitán Vicente Diego Abad.
En unión de su gemelo «Capitán Segarra» se estrenó en la línea Barcelona-Canarias, con escalas en los puertos intermedios y ocasionalmente viajó a Marsella e Inglaterra; también realizó frecuentes transportes de tropas con motivo de la guerra de Marruecos.
Este buque tuvo una vida marinera breve. El 10 de mayo de 1924, cerrado en niebla, tocó fondo en unos bajos situados a unas dos millas del puerto de Casablanca, escala de su itinerario, cuando navegaba en la posición 33º 44’N y 07º 23’ O. Trincado entre las rocas, quedó en una situación muy difícil y finalmente sería abandonado.
De 2.252 toneladas brutas, 1.040 toneladas netas y 4.580 toneladas de peso muerto, medía 80,77 m de eslora total, 11,13 m de manga, 7,65 m de puntal y 7,20 m de manga. Disponía de alojamiento para 66 pasajeros en las tres clases tradicionales y estaba propulsado por una máquina alternativa de triple expansión, que le permitía mantener una velocidad de 14 nudos.
Foto: revista Catalunya Marítima (archivo Laureano García Fuentes)