El Ayuntamiento de El Paso costeó la construcción de una caseta a modo de pequeño observatorio meteorológico para que sirviera de apoyo a los estudios de vientos y nubes. Para la construcción de la pista aportó 150 peonadas, ocupándose, asimismo, de las gestiones de arrendamiento de los terrenos afectados hasta que se tomara una decisión firme al respecto.
La corporación local expresó su gratitud al consejero del Cabildo Insular, Antonio Pino Pérez, por su campaña periodística en Diario de Avisos a favor de la construcción de un campo de aviación en la Isla; a Antonio Capote Lorenzo, por el celo y actividad desplegado en este asunto, al gestionar la visita de los oficiales de Aviación; así como a Pedro Capote Lorenzo, “que no ha reparado en gastos” alojando a los oficiales en una casa particular y poniendo coches a su disposición para sus desplazamientos.
El Cabildo seguía el asunto con todo detalle, expresando su gratitud al Ayuntamiento de El Paso por “sus patrióticos esfuerzos” al contribuir a la construcción del campo de vuelo en un asunto de “tanta importancia para los intereses insulares”, acordando en sesión plenaria que la primera corporación contribuiría con el 50 % de los gastos de estancia del observador meteorológico, así como otras 150 peonadas para la construcción de la pista y el ofrecimiento para gestionar la adquisición o arrendamiento de los terrenos necesarios, “a ser posible tomándolos en arrendamiento por plazo de dos años, con compromiso de venta a realizarse en el momento en que, en definitiva, se acuerde la construcción del indicado campo, debiendo señalarse desde ahora el precio que en su día habría de pagarse por cada parcela”, así como “abonar el importe de los árboles, frutos, o bienhechurías que sea necesario destruir para la construcción de la pista y sus accesos”.
Sin embargo, poco tiempo después se comprobó que los estudios realizados en la zona no eran favorables, debido a las fuertes turbulencias registradas, por lo que la opción del proyecto del campo de aviación perdió consistencia. Sin embargo, en febrero de 1946, ante la anunciada visita del ministro de Obras Públicas, José María Fernández Ladreda Menéndez-Valdés, el Ayuntamiento de El Paso tomó la delantera e incluyó en su listado de prioridades la construcción del aeropuerto “como medida urgente para tener en esta isla medios de comunicación aérea”.
En el mes de junio llegó la confirmación oficial de que la opción de El Paso era inviable. El jefe de la Zona Aérea de Canarias viajó a La Palma y a su llegada expresó a las autoridades insulares y locales su desacuerdo sobre la propuesta del Llano de las Cuevas, “debido a las nubes reinantes en aquella zona”, desechando también unos terrenos situados al sur de Santa Cruz de La Palma, entre la Punta de los Guinchos y Punta del Moro, indicando que “debía tomarse los datos” de un probable campo de aviación en Puntallana “y en cualquier otro sitio que pudiera reunir condiciones a este efecto, con el fin de que una vez vistas las posibilidades de todos, elegir el que mejores condiciones reúna”.
Pese a este serio revés, los alcaldes de El Paso, Los Llanos de Aridane, Tazacorte y Fuencaliente dirigieron un escrito a la presidencia del Cabildo en el que insistían en la posibilidad de que el aeródromo insular se construyera en el Llano de las Cuevas, pues consideraban que el lugar indicado “reúne condiciones para ello”, y pedían a la corporación insular “que acuerde proceder inmediatamente a la explanación del mencionado campo, con el fin de conseguir de momento una modesta pista donde puedan aterrizar dentro de breve plazo aviones de poco porte”. Al Cabildo sólo le quedó la posibilidad de expresar su apoyo a la iniciativa de los citados alcaldes, acordando que se tuviera en cuenta esta petición e incluyendo el Llano de las Cuevas “en los estudios que han de llevarse a cabo para la instalación de un aeródromo en esta isla”.
Sin embargo, el asunto no pasó desapercibido en otros municipios, caso de Puntallana. En el mes de julio reclamó las gestiones necesarias para que se hiciera el estudio de las condiciones meteorológicas en la costa de Martín Luis, así como Breña Alta, que también aspiraba a que el aeropuerto se construyera en su territorio. En septiembre de 1946, el pleno municipal de este municipio acordó dirigirse al presidente del Cabildo Insular, mostrando su preocupación ante la posibilidad de que el aeródromo pudiera construirse en otro lugar de la Isla que no fuera el suyo, y así lo expresa en el siguiente tenor literario:
“Teniendo conocimiento, por rumor público, que en el cuartel o pago de Buenavista de arriba, de este término municipal, se proyecta establecer un aeródromo o campo de aviación, y si bien este Ayuntamiento no ha practicado gestiones conducentes a que ese proyecto sea feliz realización, que dará próspera vida a Breña Alta en todos los órdenes, es por la atendible circunstancia que, por tratarse de una obra de carácter insular, esta Corporación espera confiadamente que el Sr. Presidente del Excmo. Cabildo, persona dignísima, culta, de reconocido amor a su Isla, con vínculo de familia en esta villa, sabrá promover todo lo necesario acertadamente para aquel importante fin. Pero ante el hecho, según noticias adquiridas que ha habido oposición para que el repetido proyecto no se lleve a efecto en el lugar de referencia, esta municipalidad se permite llamar la atención ante la autoridad u organismo competente para que, si tales reclamaciones tienen por móvil, como es de creer firmemente, el interés particular, es decir, formulada por personas a quienes afecta la expropiación de fincas, o, acaso, la sistemática actitud de (obstaculizar), dícese, obstrucción a toda admirable labor que emana del Gobierno de nuestro invicto Caudillo, sean desestimadas, que no prevalezcan de modo alguno, por ser contrarias al bienestar público, máxime tratándose, como se trata, de una obra de suma trascendencia y vital interés para todos”.
Bibliografía:
Díaz Lorenzo, Juan Carlos (2007). Cincuentenario de la Aviación en La Palma (1955-2005). pp. 43-46. Cabildo Insular de La Palma. Iberia e Islas Airways. Santa Cruz de Tenerife
Foto: NASA