El Rotary Club Santa Cruz-Ramblas nos concedió la noche del pasado jueves, 16 de febrero, la oportunidad de disertar sobre el Centenario de Trasmediterránea, en el primer acto conmemorativo que se celebra este año en Canarias. Cien años de vida de una naviera que es parte importante de la historia del archipiélago. Un acto que tuvo como escenario el Real Casino de Tenerife, con una notable asistencia de público.
Palabras de introducción de Silvio Pelizzolo, presidente del Rotary Club y cónsul de Italia y presentación a cargo del presidente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, Ricardo Melchior Navarro, a quienes agradecemos sinceramente sus consideraciones. Ha sido el primer acto del Centenario de Trasmediterránea que se celebra en Canarias, de los varios que están previstos para el último trimestre de este año.
En estos cien años, Trasmediterránea ha tenido un relevante protagonismo en Canarias. En 1917 asumió la línea desde la península que hasta entonces mantenía Navegación e Industria. En la década de los años veinte el servicio contaba con los buques “Romeu”, “Escolano”, “Teide”, “Isla de Gran Canaria” e “Isla de Tenerife”, a los que se sumaron las modernas motonaves “Plus Ultra”, “Ciudad de Sevilla”, “Ciudad de Cádiz” (1º), “Villa de Madrid”, “Dómine” y “Fernando Poo”, entre otros.
En 1930, la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios pasó a formar parte de Trasmediterránea y con ella los seis buques que entonces tenía, entre ellos el histórico vapor “La Palma”, que se encuentra atracado en el puerto de Santa Cruz de Tenerife.
Después de la guerra civil y mundial vendrían los buques “Ciudad de Alcira”, “Ciudad de Salamanca”, “Ciudad de Cádiz” (2º), “Ernesto Anastasio”, “Ciudad de Toledo”, “Ciudad de Oviedo”, “Villa de Bilbao” y “Ciudad de Pamplona”, que atendían la línea del Cantábrico y la de Guinea, en la que las escalas en los puertos canarios formaban parte del itinerario.
La construcción de los cinco buques de la serie “pelícano”, aquellos “Santas” de ingrata memoria, llamados a sustituir a los veteranos correíllos negros, compartieron singladuras con los cuatro buques de la serie X que cubrían la línea Península-Canarias (“Juan March”, “Santa Cruz de Tenerife”, “Las Palmas de Gran Canaria” y Ciudad de Compostela”). Se trata del episodio previo a la implantación definitiva, a mediados de la década de los años setenta, del concepto ferry que conocemos en la actualidad, con los buques “Ciudad de La Laguna” y “Villa de Agaete”, adquiridos en Finlandia y “J.J. Sister” y “Manuel Soto”, en la línea Barcelona-Cádiz-Canarias.
A partir de 1978, con la incorporación de los primeros buques de carga rodada en la línea Cádiz-Canarias, comenzó una nueva etapa en la que el tráfico ha ido creciendo, dotado de barcos de mayor capacidad: “Ciudad de Cádiz” (3º), “Ciudad de Alicante” (2º), “Ciudad de Burgos” (2º) y los Super-Fast, hasta llegar al actual “José M. Entrecanales”, que es el mayor de su clase en la marina mercante española.
Dos de los célebres “canguros” bautizados con el nombre de «Ciudad de Santa Cruz de La Palma» navegaron poco tiempo en Canarias en tráficos interinsulares, y en ocasiones sustituyeron a los buques de la serie “tiburón” en la línea Cádiz-Canarias. Su mayor protagonismo estuvo en Baleares, donde dejaron una impronta de alto nivel.
La llegada del jet-foil revolucionó el concepto del transporte marítimo entre las dos capitales canarias y mantuvo su presencia por espacio de casi 25 años. En la década de los noventa destacó la construcción del buque “Juan J. Sister” y los gemelos “Las Palmas de Gran Canaria” (2º) y “Santa Cruz de Tenerife” (2º), así como el buque “Isla de La Gomera”, con el que se cerró la presencia de Trasmediterránea en las líneas interinsulares.
La línea Cádiz-Canarias ha conocido en los últimos años la presencia de los buques “Sorolla”, “Fortuny” y “Murillo”. En la actualidad el servicio de pasaje está atendido por el buque “Albayzin”, que realiza una rotación semanal en la que hace escala en cinco puertos canarios, mientras que el buque “José M. Entrecanales” y otro buque fletado refuerzan el tráfico de carga.
Todo ello no hubiera sido así sin el esfuerzo y dedicación de las personas que, cada cual desde su responsabilidad y a lo largo de un siglo, a bordo y en tierra, han hecho posible la existencia de Trasmediterránea.
Fotos: cedidas