A la historia de Naviera de Castilla, sociedad fundada en 1956 por el naviero cántabro Fernando M. Pereda, perteneció el petrolero “Piélagos”, que fue el segundo buque de nueva construcción que tuvo la citada empresa con sede social en Santander. Estaba precedido por el petrolero “Bonifaz”, en servicio desde febrero de 1959 y protagonista, años después, de una triste historia cuando se hundió el 3 de julio de 1964, en aguas de Finisterre, tras una colisión con el petrolero francés “Fabiola” y segó la vida de 25 personas. Manuel Rodríguez Aguilar y Francisco García Novell han relatado con amplitud este trágico suceso de la Marina mercante española.
Pertenecientes ambos al tipo T del Plan de Nuevas Construcciones de la Empresa Nacional Elcano, el buque T-8 era la construcción número 48 de Astilleros de Cádiz. El 15 de octubre de 1957 se puso en grada el primer bloque de su quilla y el 23 de mayo de 1958 se procedió a su botadura con el ceremonial acostumbrado. El 9 de julio de 1959 entró en servicio fletado por ENCASO con descargas en Málaga y REPESA, en Cartagena, aunque también hizo viajes de crudo para CEPSA y Petrolíber.
Tenía una estampa marinera muy agraciada, la clásica de un buque de tres islas, con castillo a proa, la ciudadela al centro –donde estaba el puente de mando y alojamientos de capitán y oficiales de cubierta– y la cámara de máquinas a popa, así como los camarotes del personal de máquinas y el resto de la tripulación. Entre otras comodidades para la época disponía de aire acondicionado en todos los salones y camarotes y una piscina en la toldilla.
Recuerda Sabino Laucirica Villalabeitia, al referirse al petrolero “Piélagos” en el que navegó en 1966 con 42 tripulantes, “cuando navegar era un lujo, buenos salarios, buena comida, uniformes y ropa de trabajo enviados por la naviera… como dice la canción, ¡qué tiempo tan feliz vivimos tú y yo en nuestros años de loca juventud”. Y Lola Sama, desde Cádiz, evoca sus viajes “en los veranos de vacaciones escolares… éramos varios los hijos de tripulantes que nos encontrábamos a bordo y el ambiente era estupendo”.
En 1973, cuando Naviera de Castilla estaba en su apogeo y tenía una flota de cuatro petroleros que figuraban entre los mayores de la flota española, dos de los cuales rondaban las 100.000 toneladas de peso muerto cada uno, el petrolero “Piélagos” fue vendido a intereses griegos y renombrado “Marianthi K”. Dos años después cambió de propietario y pasó a llamarse “Estel” y en 1978 fue desguazado en Split (Yugislavia).
De 12.588 toneladas brutas, 7.107 toneladas netas y 19.499 toneladas de peso muerto, medía 170,70 m de eslora total, 21,70 m de manga, 11,90 m de puntal y 9,49 m de calado. En 29 tanques podía cargar 25.181 metros cúbicos y estaba propulsado por un motor Burmeister & Wain 674VTBF160, de 7.500 caballos de potencia sobre un eje, que le permitía mantener una velocidad de 14 nudos y una autonomía de 13.000 millas.
Foto: Sabino Laucirica Villalabeitia