A la matrícula naval de Sevilla perteneció durante su existencia el petrolero “Campiz”, cuarto de una serie de seis buques de la flota de CAMPSA, que marcaron los años de la inmediata posguerra. Se trata de un proyecto elaborado en tiempos de la Segunda República con patente Bracketless System y Arcform, de la firma de ingeniería naval británica Sir Joseph W. Isherwood & Co. Ltd. de Londres. En total fueron construidos ocho buques, pues hay que añadir los petroleros “Bailén” y “Arapiles”, para CEPSA, solo que el segundo acabó en manos de Elcano como tipo J del Plan de Nuevas Construcciones y tras un breve periodo como “Aruba”, en 1950 sería vendido a Pemex y renombrado “Presidente Alemán”.
El primer petrolero para CAMPSA había sido contratado antes de la guerra civil con el astillero Euskalduna y sobre el proyecto iba a llamarse “Campanil”. Durante la contienda y antes de que Bilbao cayera en manos del ejército sublevado, se promovió una campaña para avanzar en su construcción e imponerle el nombre de “Konsomol”, en recuerdo del buque soviético hundido por la artillería del crucero “Canarias” en aguas del Mediterráneo. En 1941 se reanudaron los trabajos y entró en servicio en 1943 con el nombre de “José Calvo Sotelo”, en homenaje al ministro que había logrado la creación de CAMPSA.
Por lo que se refiere al buque “Campiz”, se trata de la construcción número 73 del astillero de Matagorda de la Sociedad Española de Construcción Naval. Fruto de las circunstancias de la época –Segunda Guerra Mundial, inmediata posguerra, falta de suministros, equipos y cortes prolongados de energía eléctrica, entre otros factores–, el proceso de construcción se alargó considerablemente en el tiempo, de modo que puesta la quilla el 24 de febrero de 1944, resbaló por la grada el 9 de julio de 1948 –cuatro años y medio después–, en ceremonia que amadrinó la señora María Dolores Churruca Zubiría, viuda del empresario vasco Santiago Ybarra y sería entregado el 14 de abril de 1950, fecha de la celebración de las pruebas oficiales de mar. El precio final ascendió a 60.467.210,32 pesetas, casi el doble del precio inicialmente contratado de 31.500.000 pesetas debido a las cláusulas de revisión y salarios.
Como recuerda José María Molina, el petrolero “Campiz” fue el último de los tres petroleros del “tipo Campante” construidos en el citado astillero gaditano, siendo el primero el petrolero “Campante” (construcción número 71), del que se puso la quilla el 24 de agosto de 1940 y el 24 de febrero de 1944 se procedió a su botadura. El 25 de abril de 1945 se firmó su entrega oficial. El segundo corresponde al petrolero “Bailén” (construcción número 72), del que se puso la quilla el 14 de diciembre de 1942 y hubo que esperar al final de la guerra para ponerlo a flote el 4 de abril de 1946 y su entrega se produjo el 3 de julio de 1947.
A su estreno, el petrolero “Campiz” se estrenó al servicio de CEPSA haciendo viajes a Aruba y Venezuela a cargar crudo para la refinería de Santa Cruz de Tenerife, única que entonces existía en España. Hizo también algunos viajes al golfo Pérsico por el canal de Suez y después estuvo dedicado al transporte de fuel y gasoil entre los puertos españoles en los que se encontraban las factorías de mayor capacidad y demanda.
De 8.471 toneladas brutas y 10.588 toneladas de peso muerto, medía 140,20 m de eslora total –140,20 m de eslora entre perpendiculares–, 18,90 m de manga, 10,40 m de puntal y 8,32 m de calado máximo. La sección de carga estaba compartimentada en 27 tanques y propulsado por dos motores Burmeister & Wain 663-TF-130, de seis cilindros y cuatro tiempos, inyección directa y simple efecto, con crucetas, directamente reversibles, cerrados y con engrase a presión, que desarrollaban una potencia de 1.925 caballos cada uno (3.850 caballos en total) sobre ejes independientes y le permitía mantener una velocidad de 12,7 nudos. Código IMO 5059446.
Como todos los buques de la serie, resultó ser muy balancero e incómodo para la tripulación y de su clasificación se ocupó el Lloyd’s Register con la máxima anotación +100A1. Después de 26 años de vida marinera –en la que mantuvo un envidiable nivel de mantenimiento, como era seña de identidad de CAMPSA–, en diciembre de 1976 se vendió para desguace, siendo desmantelado en Barcelona a manos del personal de la empresa chatarrera I.M. Varela.



Bibliografía:
Díaz Lorenzo, Juan Carlos (2006). La estela del petróleo, p. 181. Consejería de Industria del Gobierno de Canarias. Santa Cruz de Tenerife.
Martínez Gil, Alfonso (1977). Cincuentenario de la flota del Monopolio de Petróleos (1927-1977), pp. 56-58. Delegación del Gobierno en CAMPSA. Ministerio de Hacienda, Madrid.
Molina Martínez, José María (2018). Los barcos del sur. 140 años del astillero de Puerto Real, p. 128. Navantia. Cádiz.
Fotos: archivo de Juan Carlos Díaz Lorenzo y Museo El Dique