De nuevo en el puerto de A Coruña la gracia y la elegancia de la estampa marinera del buque-escuela noruego “Christian Radich” que, en crucero de instrucción con personal civil, permanecerá hasta mañana, en que se hará de nuevo a la mar. Una escala siempre apetecida por la tripulación y los cadetes noruegos, pues les permite disfrutar de la hospitalidad y la belleza de la capital coruñesa cuando despunta los primeros albores de la primavera y en esta oportunidad, además, al resguardo seguro del temporal que afecta a la zona.
Este buque de tres palos es tan famoso en Noruega como lo es nuestro “ Juan Sebastián de Elcano” en España. Desde su puesta en servicio, en junio de 1937, más de quince mil jóvenes han navegado a bordo de este velero construido en el astillero Framnaes, Sandefjord, gracias al mecenazgo del personaje que lleva su nombre. La propiedad del velero y su gestión depende de una fundación denominada The Christian Radich Sail Training Foundation.
Se trata de un buque de 62,50 m de eslora total -73 m de eslora incluido el bauprés-, 9,70 m de manga y 4,7 m de calado máximo, con un desplazamiento de 1.050 toneladas a plena carga. Con todo el aparejo desplegado -1.234 metros cuadrados de superficie vélica- alcanza, con viento favorable, una velocidad de 14 nudos -10 nudos con el aparejo aferrado y sobre máquina-, aunque en sus anales tiene el récord de haber alcanzado 41 nudos durante tres horas en su primer viaje de regreso de EE.UU., en 1939, unos meses después de su primer crucero de instrucción por aguas del mar Báltico.
A comienzos de la Segunda Guerra Mundial, el buque-escuela fue intervenido por la Marina de Guerra de Noruega y utilizado como alojamiento de oficiales. En 1940, cuando la Alemania de Hitler invadió el citado país nórdico, el velero fue requisado y empleado como depósito flotante para el avituallamiento y suministro de submarinos. Posteriormente fue llevado a Alemania y empleado como buque de entrenamiento. En 1945, cuando los aliados bombardearon Frensburgo, el velero noruego resultó alcanzado y seriamente dañado y se hundió en aguas someras asomando la arboladura sobre la superficie del agua.
En 1947 el barco fue reflotado y entregado a Noruega, siendo reconstruido y volvió de nuevo a su protagonismo en la mar. Con sólo 18 tripulantes, dispone de alojamiento para 88 alumnos, aprendices o cadetes de la Marina Mercante de su país y entre sus episodios más célebres destaca su protagonismo, en 1958, en la película The Windjammer [El martillo del viento]. En dicho año, además, arribó por primera vez al puerto de Santa Cruz de Tenerife, formando parte de la primera gran regata organizada por la STI.
En 1976 participó en los actos conmemorativos del bicentenario de la fundación de EE.UU., con una gran parada en la bahía de Nueva York, el 4 de julio del citado año y en 1992, en la gran regata del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, que tuvo en los puertos canarios a uno de sus episodios más destacados. Debido a su limitado desplazamiento, se trata de un velero muy rápido, llegando el primero, con el mejor tiempo medio, en la Gran Regata Colón 92, de un total de 67 embarcaciones clasificadas en cuatro categorías.
Foto: Manuel Candal Casado