En noviembre de 2021 se cumplirán 50 años de la explosión que provocó el hundimiento del petrolero español “Elcano”, de la flota de la Empresa Nacional Elcano de la Marina Mercante. El cierre del canal de Suez había provocado que la ruta de abastecimiento de petróleo del Golfo Pérsico se hiciera obligatoriamente dando una larga vuelta al continente africano vía cabo de Buena Esperanza, etapa en la que los puertos de Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria vivieron unos años dorados.
El 12 de noviembre de 1971, el petrolero “Elcano” –capitán, Félix Santano González– hizo escala en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, atracando en el extremo del muelle Sur para operaciones de suministro y avituallamiento, escala intermedia de su próximo viaje a Ras Tanura. En su viaje anterior había descargado en la boya de Málaga un cargamento de crudo para la refinería de Puertollano (Ciudad Real).
Aquel día, viernes en el calendario, un grupo de alumnos de la Escuela Oficial de Náutica de Santa Cruz de Tenerife, entre los que se encontraba Juan Manuel Pérez Rodríguez –años más tarde oficial y jefe de máquinas de la Empresa Nacional Elcano– visitó el petrolero español atracado en el muelle sur “con su porte y envergadura en lastre, haciendo toma de combustible, era una visita interesante como así lo fue y fuimos muy bien atendidos. A pesar de que estaban realizando pequeños trabajos de mantenimiento, se nos enseñó la sala de máquinas y el resto del buque”.
El 15 de noviembre, cuando se encontraba a la altura del archipiélago de Cabo Verde, en la posición 14º N y 18,3 W y realizaba operaciones de limpieza de tanques de carga, a las 13,13 UTC se produjeron tres explosiones en el tanque número 1 de la banda de estribor, lo que provocó una apreciable escora. Unos minutos antes había salido del interior del tanque el primer oficial, Mariano Berna Grávalos, que salvó de ese modo su vida. Poco después, una segunda explosión pasó el fuego al tanque número 2, inundándose ambos, lo que impidió controlar el incendio con los medios propios.
El oficial radiotelegrafista emitió un SOS y el capitán dio la orden de abandono y en apenas diez minutos el buque quedó con la quilla al sol. El SOS fue captado por el buque de línea español “Ragar”, propiedad del armador Ramón Garzón, que se encontraba a 12 millas de la posición del “Elcano” –también ofreció su ayuda el bulkcarrier español “Lequeitio”, aunque no fue necesario– y recogió a 35 náufragos, siendo desembarcados en Dakar (Senegal), a donde arribaron en la noche del día siguiente. El día 17, 34 tripulantes[1] llegaron a Gran Canaria a bordo de un avión de Air France, escala intermedia antes de continuar a Madrid.
Cuatro tripulantes desaparecieron a consecuencia de las explosiones: José Rubianes Posse, ayudante de bombero; José Tubío Río, marinero; José Barcala Lamas, marinero y Diego Repiso Aragón, cocinero. Los infortunados tripulantes dejaron viuda e hijos. Elcano informó de que antes de comunicar la triste noticia a sus familiares, los náufragos recogidos por el buque “Ragar” colaboraron en la búsqueda durante toda la noche y la mañana del día 16, aunque sin resultado.[2]
El petrolero “Elcano” seguía flotando con la quilla al sol y se intentó darle remolque, para lo cual se desplazó el remolcador holandés “Zwarte Zee”, aunque su empeño resultó estéril, pues finalmente el buque español se hundió a las 23,50 h del 17 de noviembre a unas 100 millas al SW de Dakar. Posteriormente, la comisión investigadora del naufragio atribuyó la explosión a causas fortuitas relacionadas con los gases de los tanques de carga y eximió de responsabilidades.
Como señala Juan Manuel Pérez Rodríguez, el petrolero “Elcano” –al igual que su gemelo “Calatrava” –, era un buque novedoso en su momento, con un sistema de carga de tanques de compuertas «free flow» y que “sufrió igual que muchos otros, el desconocimiento y efecto de las corrientes electrostáticas, al utilizar máquinas de limpieza de tanques de alta capacidad necesarias por el aumento del tamaño de los tanques de carga. “Afortunadamente, la ciencia consiguió con la aparición y uso del servicio de gas inerte eliminar esta ‘maldición bíblica’ que a tantos compañeros hizo fallecer”.
Construcción número 52 de Astilleros de Cádiz, se trataba del buque Z-6, versión modificada del tipo Z de los Planes de Nueva Construcción de la Empresa Nacional Elcano. El 5 de diciembre de 1962 se colocó el primer bloque de su quilla, el 30 de noviembre de 1963 resbaló por la grada con el ceremonial acostumbrado y el 26 de agosto de 1964 se entregó a su compañía armadora.[3] Llamaba la atención la forma de la superestructura rematada por dos chimeneas gemelas y en aquella fecha se trataba del buque de mayor porte construido hasta entonces en España.
De 29.197 toneladas brutas, 19.647 toneladas netas y 50.375 toneladas de peso muerto, medía 224,60 m de eslora total, 31 m de manga, 15,95 de puntal y 12 m de calado. Estaba propulsado por un motor Burmeister & Wain, fabricado bajo licencia en La Maquinista Terrestre y Marítima, con una potencia de 16.200 caballos sobre un eje, que le permitía mantener una velocidad de 16 nudos.

Notas:
[1] Uno de los tripulantes permaneció hospitalizado en Dakar debido a una fractura en un tobillo.
[2] ABC, 17 de noviembre de 1971.
[3] Díaz Lorenzo, Juan Carlos (2004). Empresa Naviera Elcano. Seis décadas de historia, pp. 325-326. Madrid.
Fotos: José Luis Torregrosa y archivo de Juan Manuel Pérez Rodríguez