A Inés Gutiérrez Méndez le conocimos de la mano de su marido, Manuel González Plata, nuestro querido “Bejeque” –en ocasiones “Lijador” desde las páginas del periódico decano de la prensa de Canarias–, hace más de cuarenta años. Ayer, quien dice, en la memoria fértil cuando escribimos estas líneas, en que nos llega la noticia triste de su despedida terrenal.
Tuvimos siempre y desde el principio, una sintonía especial, que se intensificó de alguna manera cuando Manolo Plata estaba en plenitud de su producción poética y literaria y tratamos a su padre, Bernardo Gutiérrez, uno de los versadores de punto cubano más elegantes, cultos y respetuosos en la controversia que ha tenido Villa de Mazo y La Palma.
Maestra nacional de larga trayectoria y fecundo magisterio, con muchos años de ejercicio docente en los colegios Alonso Pérez Díaz y Sector Sur de Santa Cruz de La Palma, Inés Gutiérrez Méndez desempeñó su vocación innata con reconocida entrega y dedicación, y deja una huella profunda e imperecedera entre quienes han tenido el privilegio de ser sus alumnos y sus compañeros y amigos de profesión.
Siendo jóvenes, llenos de un universo de ilusiones y de un sentimiento de patria chica, Inés Gutiérrez y Manolo Plata unieron sus vidas y entre ambos formaron y consolidaron una familia basada en el amor, la entrega, la generosidad, el orden y el respeto a sí mismos y a los demás. No podría ser de otro modo, siendo fieles y consecuentes a las enseñanzas recibidas y congruentes con los valores humanos de su generación.
Nos entristece sumamente la noticia de la partida terrenal de Inés Gutiérrez Méndez, que recibimos estando lejos de la Isla siempre amada, pero nos llena de una alegría inmensa, acaso infinita, cuando sentimos la satisfacción indescriptible de la oportunidad impagable de conocerla y tratarla con la generosidad y la virtud de los años idos para siempre.
Un abrazo fuerte y sentidas condolencias para la familia González Gutiérrez y, en especial, para el muy querido y admirado amigo, paisano y poeta Manolo Plata, a quien le ha tocado escribir el verso más amargo de su vida y, al mismo tiempo, el más hermoso. Inés vivirá siempre en la calidez de su familia, de su generación, de sus amigos y de sus muchos alumnos que tuvieron a una maestra singular que marcó sus vidas.
Descanse en paz.
Foto: Manuel González Plata (canariasahora.es)