En el día de hoy, 12 de abril, se cumplen 113 años de la entrega oficial del vapor “La Palma” a la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios. Formaba parte del lote de los seis buques construidos para cumplir con el contrato firmado con el Estado, de prestación de servicios regulares en las líneas insulares y la vecina costa africana.
Los otros cinco buques recibieron los nombres de “León y Castillo”, “Viera y Clavijo”, “Lanzarote”, “Fuerteventura” y “Gomera-Hierro” y todos ellos fueron construidos en astilleros británicos.
Como conocen nuestros lectores, este buque es contemporáneo del tristemente célebre “Titanic”. En 1930, la citada compañía se fusionó con Compañía Trasmediterránea y ésta absorbió a los correíllos, sus tripulaciones y el personal de tierra, así como sus instalaciones portuarias.
En marzo de 1986, siendo José Segura Clavell presidente del Cabildo Insular de Tenerife, el vapor “La Palma” llegó a Santa Cruz de Tenerife tras la estela del remolcador “Tamarán” desde la capital grancanaria, donde se encontraba amarrado desde hacía una década. De las gestiones técnicas previas se ocupó el entonces director gerente de NUVASA, Pedro Anatael Meneses Roqué, que además era inspector del RINA. Han transcurrido 39 largos años en los que una serie de vicisitudes han alargado el proceso de restauración y no parece que su final museístico esté cercano.
De 894 toneladas brutas, 514 toneladas netas, 523 toneladas de peso muerto y 1.480 toneladas de desplazamiento máximo, mide 67,10 m de eslora total, 9,16 m de manga, 5,95 m de puntal y 3,69 m de calado máximo. Estaba propulsado por una máquina alternativa de triple expansión, de 965 caballos de potencia, que tomaba vapor de dos calderas escocesas y mantenía una velocidad de 12 nudos con buen tiempo.
Construido en el astillero W. H. & Sons Ltd., en Middlesbrough —la ciudad más importante del noreste de Inglaterra—, pertenecía a la matrícula naval de Santa Cruz de La Palma y en su última etapa disponía de acomodación para 266 pasajeros. Tiene un historial marinero muy denso y representa de manera genuina a toda una época de la historia de la navegación en Canarias.
Foto: archivo de Miguel Bravo para puentedemando.com
1 comentario
El barco está «vivo» gracias a Mr Flick que lo compró, al sr. Segura Clavel que lo trajo de Las Palmas y, especialmente, a don Juan Pedro Morales presidente de la Fundación para la conservación y restauración del Correíllo La Palma.