En el mundo de la aviación comercial hemos tenido la oportunidad de conocer en los últimos cuarenta años a excelentes profesionales, cuya fiabilidad y capacidad técnica al frente de las máquinas que vuelan hace posible que cada día miles de personas puedan viajar con absoluta confianza y seguridad. Hemos conocido, además, casos frecuentes en los que la mayoría de los comandantes informan a los pasajeros una o más veces de los detalles del viaje, lo cual transmite tranquilidad y es una actitud confiable.
Hubo personalidades que calaron muy hondo en la sociedad canaria, como Vicente Ramos Hernández y Álvaro González Tarife, en tiempos del legendario Fokker F-27 de Iberia y también Eugenio Maldonado Villaluenga, a quien le gustaba sobrevolar La Palma después del despegue, con lo que ofrecía a los pasajeros una visión inolvidable de su isla. Eran otros tiempos.
Pocos casos, sin embargo, conocemos de comandantes que reciban a sus pasajeros a pie de avión. Recordamos, por ejemplo, a Felipe Bachiller, en tiempos del Boeing B-727 de Iberia; Martín González y Mario Goldberg, en Islas Airways y más reciente, hace unos días, a Walter Herzog Niebla, comandante de Canaryfly, en el aeropuerto de La Palma, dando la bienvenida a bordo junto a la escalerilla. Todo un gesto.
Foto: Tave Myliu