En diciembre de 2015 dieron comienzo las obras de rehabilitación del edificio de Prácticos de Tenerife, situado en el acceso al muelle Norte del puerto de Santa Cruz de Tenerife. Un año después, los trabajos prácticamente tocan a su fin. La Autoridad Portuaria financia el 60% del coste total estimado en 600.000 euros y el 40% restante está a cargo de la Corporación de Prácticos, fruto de un acuerdo entre ambas entidades.
Desde que se procedió al desalojo del histórico inmueble –catalogado de interés patrimonial y en grado de protección integral por el Ayuntamiento de la capital tinerfeña–, el servicio de practicaje se ha trasladado a unas oficinas provisionales en la segunda alineación del muelle de ribera, próximas a la estación de pasajeros. Falta saber si volverán a este emblemático edificio, pues se están planteando otras posibles alternativas de uso.
En noviembre de 2013 y después de dos meses de trámites, la Gerencia Municipal de Urbanismo de Santa Cruz de Tenerife autorizó el proyecto de restauración del edificio presentado por la Autoridad Portuaria, cuyo estado es lamentable y preocupante. Eran visibles las señales inequívocas de la falta de mantenimiento de años, con grietas y decapado de pintura, agravado por la acción de las inclemencias meteorológicas y, especialmente, el viento cargado de salinidad, siendo preciso apuntalar la terraza del primer piso y también se acometió el cerramiento del entorno.
Se trata de un edificio protegido, lo que requería de una acción más detallada. El proyecto de rehabilitación, del que es autor el arquitecto Manuel Pérez, consta de dos partes. La primera concede especial atención al saneamiento integral de la estructura que, como hemos referido, está muy deteriorada, siendo especialmente apreciable en la fachada principal. La segunda parte se refiere a la rehabilitación propiamente dicha para que el edificio sea de nuevo habitable y cumpla de nuevo con su cometido adaptado a los nuevos tiempos o quizás sea dedicado a otras funciones. El plazo de ejecución de los trabajos se estima en siete meses y su ejecución se ha retrasado sobre las fechas inicialmente previstas.
El edificio es de corte racionalista y salió del tablero del arquitecto tinerfeño Tomás Machado y Méndez Fernández de Lugo (1908-2003). Tiene su origen en una petición formulada en 1945 por la Comandancia Militar de Marina de Santa Cruz de Tenerife, en nombre de la Subsecretaría General de la Marina Mercante, a la entonces Junta de Obras del Puerto, para que los prácticos tuvieran su propio espacio para el desempeño de sus funciones. A finales del citado año, la Dirección General de Puertos y Señales Marítimas autorizó la redacción del proyecto y fue inaugurado en 1947.
Está inspirado en el puente de un buque y se caracteriza por la sencillez de líneas rectas y curvas muy bien definidas. Consta de tres plantas rematada por una azotea sobre la que se levanta una caseta del vigía, rodeada de grandes ventanales y a una altura de 17 metros sobre la base del edificio. La planta baja, a modo de semisótano, está dedicada a pañoles, talleres y alojamiento del servicio de amarradores. El primer piso tiene la recepción, oficina, vestíbulo, sala de estar y comedor y en el segundo nivel, al que se accede por una escalera de caracol, existen siete camarotes para alojamiento de los prácticos de guardia y dos baños.
Desde su privilegiada posición era posible en sus primeros tiempos una considerable visión panorámica de la actividad portuaria. El edificio está situado en el entronque del muelle norte y el embarcadero próximo en el que amarran las falúas con las que acceden a los barcos en maniobra. Los progresivos ensanches de la plataforma del muelle de ribera restaron uso al muelle norte –dedicado durante muchos años al tráfico frutero–, hasta que se decidió la instalación de la terminal del “jet-foil”, que estuvo en servicio hasta diciembre de 2004. El atraque está ocupado en la actualidad por el centenario vapor “La Palma”.
Foto: Jorge Santaella