El desastre operativo con el que Vueling obsequió a sus pasajeros durante los meses de junio y julio le ha supuesto a la aerolínea del holding IAG unas pérdidas de 54 millones de euros, según los datos hechos públicos al cierre del primer semestre. Ello supone multiplicar por nueve los números rojos de la compañía y representa el 10% del beneficio neto de IAG, que fue de 554 millones de euros en el citado periodo y aun ha ganado un 67% con respecto a igual periodo de 2015.
Aunque la situación ya se ha normalizado y el resto del verano Vueling ha operado con relativa normalidad, el golpe dado a la imagen de la aerolínea ha sido muy serio. No tenemos noticias de ceses fulminantes en las esferas por el daño causado a los sufridos pasajeros, a los que mutilaron sus vacaciones y sólo se han limitado a pedir disculpas. Tampoco tenemos noticias de que el Gobierno en funciones haya cumplido la advertencia de que no les iba a salir gratis. Ya se las ingeniarán para recuperar el dinero que han dejado de ganar y para ello echarán mano de las tarifas. Al final, como sucede con bastante frecuencia, los ciudadanos normales acaban pagando los errores de los ineptos.
Foto: Juan Carlos Díaz Lorenzo