Ya saben ustedes que a mí me gusta referirme al aeropuerto de El Hierro como el de Los Cangrejos. Ahora, con motivo de cumplirse el 50º aniversario de su inauguración, me viene a la mente instantáneamente la figura de Juan San Juan Flores, un palmero que vino por unos meses como jefe de escala de Iberia, cargo que creo llaman ahora coordinador de handling de Binter, y se quedó en la isla para la satisfacción de todos.
Tengo que reconocer que me une una gran amistad con él y con toda su familia, pero jamás imaginé que esta elección fuera tan bien recibida y aceptada. Juan San Juan es un puro nervio y un cuerpo inquieto, aunque los años le ha dado la serenidad suficiente para admitir que vida no hay sino una.
Recuerdo el sufrimiento de este hombre cuando se cancelaban vuelos que llegaban a producir aislamientos durante días, el control que se tenía que hacer sobre el peso del equipaje y no por cobrarlo, sino porque los despegues, sobre todo en tiempos de calma, dependían del sobrepeso del avión.
En nuestra época universitaria llevábamos en aquellos aviones Fokker F-27 de Iberia, TransEuropa o AVIACO hasta las papas que comíamos en los pisos laguneros. Siempre mirando de reojo o de frente las agujas de las balanzas pidiendo que no sobrepasasen de los 20 kilos, pero siempre sobraban unos kilillos que Juan San Juan sabía condonar con aquella frase: «hoy vamos un poco pasaditos», seguido del OK en el billete, porque antaño no existían tarjetas de embarques ni códigos QR como ahora.
Otro día les hablaré de los embarques sin megafonía, que a viva voz y muchas veces Luciano anunciaba; de cómo se entregaban las maletas en un mostrador de madera; de cómo se accedía al avión a través de una simple cancela de madera solo controlada por Águeda, Asiria, Isabel, Chala…; en fin, historias inimagiables pero reales. Cientos de trabajadores que han pasado por este aeropuerto y que algún día y con tiempo me propongo contarles.
Pero volviendo al amigo Juan San Juan, el cariño de los herreños le ha venido también por su compromiso con el deporte base de El Hierro, fundamentalmente el fútbol, y por una integración plena de él y de toda su familia en la sociedad herreña. Juan, Conchi, David, Nieves Mari, Susana. De más está el decirles que tienen todo mi cariño y consideración.
Foto: Raúl Álamo