Cuando el almirante Augusto Miranda y Godoy crea el Arma Submarina de la Armada, y se adquiere a EE.UU. el primer submarino que tendría la Flotilla y que llevaría el nombre de “Isaac Peral”, éste llegó a España con un cañón retráctil sobre la cubierta, porque en aquellos años se estilaba, una vez que se inmovilizaba a un blanco con el lanzamiento de un torpedo, rematarlo al cañón, dado que era mucho más económico usar unas cuantas balas que dispararle más torpedos.
Esa práctica, en los submarinos, comenzó en la Primera Guerra Mundial se extendió hasta unos años más allá del final de la Segunda Guerra Mundial, y en consecuencia, la inmensa mayoría de submarinos construidos en el mundo salían de los astilleros con un cañón (a veces incluso dos) sobre su cubierta. Por lo que a los submarinos españoles respecta, el “Peral” de procedencia USA, llegó a Cartagena con uno de la casa Bethlehem Steel Co. de calibre 76 m/m, y con el tiempo se convertiría en una pieza única, pues nadie más lo montó en España. Era éste un montaje muy peculiar pues era “retráctil”, es decir, se plegaba literalmente bajo cubierta quedando totalmente oculto.
Este sistema, a pesar de ser muy novedoso, no se plagió con posterioridad en ninguna otra unidad. A este primer submarino, poco después le siguió un trío adquirido en Italia, y que constituirían la serie A, que no montaban cañón sobre cubierta, pero inmediatamente después salían de las gradas del COCNM (factoría de Cartagena) media docena de submarinos que constituirían la serie B, que montarían un Vickers de 76,2/34 mm, y a continuación de ellos otros seis que serían la serie C, que montarían también cañones Vickers similares, pero de calibre 76,2/45 mm los C1, C2, C5 y C6, mientras los C3 y C4 lo montaban de 76,2/50 mm. A esta docena de submarinos de construcción nacional, le seguirían otros tres más, que constituirían la siguiente serie, la D, a quienes se les instalaría un Krupp de calibre 88/45.
Tras el final de la guerra civil española, causarían alta en nuestra Armada una pareja de ex-italianos, “Archimede” y “Torricelli”, que aquí serían renombrados “General Mola” y “General Sanjurjo”, que traían montajes Otto de 100/47 mm. A finales de los años 40 se incorporaría a la Flotilla otra unidad, el u-boat U 573, renombrado G7, que montaba el mismo que el trío de D´s y por último en enero de 1960 llegaba a España procedente de los recién firmados Acuerdos de Cooperación y Ayuda Mutua con los EE.UU., el “Almirante García de los Reyes”, que traía sobre su cubierta, a popa de la vela, una impresionante pieza de 127/25 mm, que le sería desmontada al poco de su llegada a España, corriendo 1960.
Han pasado ya muchos años de la desaparición de los cañones de cubierta a bordo de los submarinos españoles, pues el resto de unidades de la serie 30 ya ninguno lo trajo y las posteriores series tampoco los montaron, pues las nuevas tácticas de guerra submarina desaconsejaron su instalación, quedando su existencia solo en la memoria de los mayores y en el emblema del Arma Submarina, que lo sigue luciendo en el distintivo reglamentario que portan los submarinistas sobre el uniforme.
Fotos: archivo de Diego Quevedo Carmona