El último buque a vapor construido expresamente por la compañía noruega Fred. Olsen & Co. para la línea frutera de Canarias recibió el nombre de “Buena Vista”. En realidad, debía haber sido “Buenavista”, en honor a la localidad del norte de Tenerife, aunque nació a la mar con el nombre separado.
Botado el 20 de noviembre de 1924, el 12 de febrero de 1925 arribó en su primera escala al puerto de Santa Cruz de Tenerife –el día antes lo había hecho en el puerto de La Luz– bajo el mando del capitán John L. Aune y una tripulación de treinta hombres.
El buque “Buena Vista” atracó en el muelle sur y cargó la fruta prevista con destino al mercado de Londres. En la citada línea también participaban entonces los buques “Solferino” y “San Carlos”, mientras que la línea de Dieppe (Francia) estaba atendida por los buques “San Mateo”, “San Lucar” y “San José”.
Con la superestructura situada al centro, el buque “Buena Vista” disponía de cuatro bodegas y estaba servido por ocho plumas y dos puntales. Su estampa marinera era fácil de distinguir por los largos ventiladores —cachimbas, que se decía en el argot portuario— que aireaban la carga y la sala de máquinas.
En 1936 se vendió a la sociedad Anglo Lthuanian Shipping, filial de United Baltic Co. y renombrado “Baltonia”. El 7 de febrero de 1943 se hundió tras tocar una mina fondeada por el submarino U-118 cuando navegaba en la posición 25º 58’ N y 05º 09’ W, con un cargamento de naranjas en viaje de Sevilla vía Gibraltar a Belfast (Irlanda del Norte).
Construcción nº 406 del astillero Akers, Oslo, era un buque de 2.013 toneladas brutas y 1.618 toneladas de peso muerto. Medía 104,28 m de eslora total, 12,80 m de manga, 7, 20 m de puntal y 5,64 m de calado. Estaba propulsado por una máquina alternativa de triple expansión, con una potencia de 1.500 caballos y dos calderas a carbón, que le permitía mantener una velocidad de 11 nudos.
Bibliografía:
Díaz Lorenzo, Juan Carlos (2017). Álvaro Rodríguez López (1885-1958). Simbiosis entre La Gomera y Fred. Olsen, pp. 256-257. Varios coeditores, Santa Cruz de Tenerife.
Fotos: archivo de Juan Carlos Díaz Lorenzo