Desde hace casi sesenta años, Argentina nos da una honrosa lección de la importancia que tiene la adecuada conservación del patrimonio histórico naval. El ejemplo más representativo es la fragata ARA “Presidente Sarmiento”, que se encuentra amarrada y convertida en museo naval desde 1964 en el dique III de Puerto Madero, en la ciudad de Buenos Aires, donde está nuestro amigo el profesor doctor José Manuel Ventura Ventura, autor junto a Marcelo González Rabanedo, otro buen amigo, de las fotos que acompañan.
Es un barco bonito, exponente de otra época de la construcción naval, aparejado de fragata de tres palos con botalón y bauprés. Se trata del primer buque-escuela de la Armada Argentina construido para tal fin, aunque anteriormente otros buques militares habían sido utilizados con ese cometido.
La iniciativa se debe al CN Martín Rivadavia, que propuso al Estado Mayor General de Marina la necesidad de disponer de un buque-escuela acorde a las necesidades de la época. Con algunas modificaciones, el proyecto final se resolvió en 1895 y se comisionó al CN Manuel Domecq García como comandante inspector del contrato firmado el 14 de febrero de 1896. El diseño salió del tablero del ingeniero naval Restel Ratsey Bevis, autor del clipper HMS “Clive”, ganador en tres ocasiones del premio de la regata Inglaterra-Ciudad del Cabo.
El Gobierno de la República Argentina autorizó su construcción el 14 de febrero de 1896, en tiempos del presidente José Evaristo Uriburu. En julio de 1896 se puso la quilla en el astillero Laird Brothers, en Birkenhead (Inglaterra) y el 31 de agosto de 1897 resbaló por la grada, en ceremonia que amadrinó la señora Ana Cané Domínguez, en homenaje al presidente Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), que ejerció la presidencia de la República entre 1868 y 1874, etapa en la que en 1872 se fundó la primera Escuela de Náutica, que un año después pasó a denominarse Escuela Naval Militar.
El 19 de mayo de 1898 se efectuaron las pruebas oficiales de mar, el 24 de mayo las de artillería y el 24 de junio de 1898 se afirmó el pabellón nacional argentino. El 14 de julio siguiente –comandante, CN Enrique Thorne– zarpó en su viaje de entrega, haciendo escalas en los puertos de Vigo y Génova, desde donde continuó en demanda de Buenos Aires a vela, arribando el 8 de agosto de 1898 en olor de multitud. El coste final ascendió a 143.143 libras esterlinas.
De 2.733 toneladas de desplazamiento máximo, mide 85,50 m de eslora total, 13,32 m de manga y 5,50 m de calado medio. El casco tiene forma de clipper americano, de acero forrado hasta la línea de flotación con madera de teca y recubrimiento de chapa de cobre. El mascarón de proa, cuyo original se conserva en el Museo Naval del Tigre, representa a una esfinge de la República Argentina y es obra del ilustre marino Manuel Barcia, mientras que a popa luce el escudo argentino.
Desplegaba 21 velas con una superficie de 2.300 metros cuadrados y estaba propulsado por una máquina alternativa de triple expansión, con una potencia de 1.800 caballos, que tomaba vapor de cuatro calderas a carbón y accionaba dos hélices y le permitía mantener una velocidad máxima de 13 nudos. De su elegante estampa marinera destacan dos chimeneas telescópicas, muy características de la época.
El armamento estaba compuesto por cuatro cañones Armstrong de tiro rápido de 120 mm, seis Armstrong de 57 mm, dos Maxim Nordenfeldt de 37 mm, tres tubos lanzatorpedos Whitehead de 533 mm y dos ametralladoras de 7,62 mm. La dotación estaba formada por 32 oficiales y 275 suboficiales, cabos y marineros, así como 490 cadetes de la Escuela Naval Argentina.
El 12 de enero de 1899 zarpó en su primer crucero de instrucción –comandante, CF Onofre Betbeder–, que fue el más largo de su vida marinera, con un recorrido de 48.500 millas náuticas, de las cuales 29.000 millas a vela, en 20 meses y 40 días y escalas en 71 puertos. En el transcurso del citado viaje, el 15 de febrero del citado año estaba en Punta Arenas cuando se produjo el histórico abrazo entre los presidentes de Argentina, Julio A. Roca y Federico Errázuriz, de Chile.
Se calcula que a bordo recibieron formación náutica y militar unos 23.000 cadetes y oficiales de la Armada. Visitada por numerosos personajes, formó parte de las revistas navales de las coronaciones de Eduardo VII y Jorge V de Inglaterra y Alfonso XIII. Estuvo presente en la apertura del canal de Panamá y en otros acontecimientos importantes para la historia contemporánea de Argentina.
A lo largo de su vida marinera realizó 39 cruceros de instrucción, de ellos 37 internacionales y navegó 1.100.000 millas náuticas. En 1939, a raíz de la II Guerra Mundial, dejó de hacer viajes al extranjero y formó parte de la División de Instrucción Naval Militar, haciendo viajes cortos de instrucción. En la década de los años cincuenta navegó por el Río de la Plata, Paraná y Uruguay como buque insignia de la Fuerza Naval de Instrucción y en 1956 participó como buque presidencial en la revista naval de Mar del Plata, en tiempos de Pedro E. Aramburu. Hasta 1961 cumplió el cometido de buque-escuela de personal subalterno de la Escuela de Marinería y Cabos de Mar.
Declarado Monumento Histórico Nacional el 18 de julio de 1962 (decreto nº 5.589), desde el 22 de mayo de 1964 tiene la condición de museo. En la fecha de su declaración citada, había tomado el relevo la fragata ARA “Libertad”, que desde entonces cumple la misión de la formación de los cadetes de la Escuela Naval de la Armada Argentina.
Biblliografía:
archivo del autor
argentina.gob.ar
histarmar.com.ar
Fotos: José Manuel Ventura Ventura y Marcelo González para puentedemando.com
3 comentarios
Mas antigua todavía e igualmente conservada en Puerto Madero está la corbeta «Uruguay» de largo historial marinero.
Hace años tuve el placer de visitar el buque Presidente Sarmiento, en Puerto Madero, perfectamente mantenido y pertrechado.
Anteriormente había visitado el Nippon Maru en Yokohama que tiene incluso una dotación de voluntarios que en ocasiones despliegan el aparejo y he conocido otros Escuela y Tail Sails en otros puertos de Europa.
Siempre a la vista de estas maravillas de sentido común y amor por las tradiciones marineras me ha asaltado la duda de si en España, conocido el triste fin del Galatea, (felizmente recuperado en Glasgow bajo su primitivo nombre Genglee ) y otras unidades qué futuro le espera al Juan Sebastián Elcano.
Sea deseable que el sentido común impere alguna vez y cuando, inevitablemente deje de navegar sea Cádiz su lugar de reposo.
Existe todavía un dique seco sin uso en el antiguo astillero de Matagorda, próximo al Museo del Dique, que aunque no es el lugar de su construcción por su proximidad sería muy adecuado.
El «ARA Presidente Sarmiento» varias veces fondeó en la bahía de la Concha de San Sebastián, País Vasco Español, en época estival coincidiendo con el veraneo de la familia Real Española y podía ser visitado, cosa que hicieron mis abuelos Paternos, que por familiares emigrados a la Argentina, contactaron y entablaron amistad con el entonces cadete Aníbal Olivieri, futuro Almirante y director de la escuela de mecánica de la Armada, en la época del golpe de estado que derrocó al general Perón.