Los buques de la serie “Galeona” figuran entre los mejores barcos de línea de la Marina mercante española en la segunda mitad del siglo XX y durante dos décadas fueron emblema de la flota de Compañía Trasatlántica. A finales de la década de los años sesenta, la naviera fundada por el primer marqués de Comillas había decidido impulsar su presencia en las líneas de EE.UU., Centroamérica y Caribe con buques de nueva construcción, que combinasen una gran capacidad de carga general y 67 contenedores, acorde con la tendencia que estaba experimentando el transporte marítimo internacional.
Diseñados por la firma de ingeniería naval Sener, el primer paso fue la construcción de los buques “Camino” y “Merced”, contratados en ASTANO. Paralelamente avanzaba el proyecto de los cuatro buques de la serie “Galeona”, en los que tuvo mucho que ver el ingeniero naval Javier Pinacho Bolaño-Rivadeneira y cuyo contrato, resuelta la financiación, fue adjudicado a la Empresa Nacional Bazán, repartiéndose la carga de trabajo entre los astilleros de Cartagena y San Fernando.
En el astillero de San Fernando, Cádiz, tomaron forma los buques “Galeona” y “Valvanuz”, construcciones números 160 y 161 de la citada factoría, siendo entregados ambos en 1972 y en el astillero de Cartagena los buques “Roncesvalles” y “Belén”. Fueron unos barcos de unas líneas marineras muy bonitas, alargados entre 1980 y 1981 en ASTANO para añadirle una bodega de 15,80 m de eslora con capacidad para 143 TEUS, proyecto del ingeniero naval José Ignacio de Ramón Martínez.
En el caso que nos ocupa, construcción número 146 del astillero de Cartagena, el buque “Roncesvalles” fue puesto a flote el 30 de octubre de 1971, entregado en agosto de 1972 e inscrito en la matrícula naval de Barcelona. El día 18 del citado mes arribó por primera vez al citado puerto, en la escala de su viaje inaugural en la línea Barcelona-México-Golfo de EE.UU., motivo por el cual la Junta del Puerto de aquella ciudad hizo entrega de una placa conmemorativa al capitán José Manuel Blasi, mientras que la jefatura de máquinas fue encomendada a Ramón Comas.[1]
El nuevo buque acreditó pronto, al igual que sus gemelos, sus excepcionales condiciones y por espacio de casi veinte años navegó en los diferentes itinerarios con una gran solvencia técnica fruto de la calidad de su construcción y de la profesionalidad de quienes estuvieron a bordo.
Cuando todavía tenían años de mar por la proa, la Trasatlántica del INI tomó la decisión de vender estos buques y sustituirlos por dos unidades de la clase Dnieper, de construcción soviética. En julio de 1991, el buque “Roncesvalles” fue vendido a intereses griegos y renombrado “Sea Diamond”; en agosto de 1992 pasó a llamarse “Sea Diamond H”y diez años después, “Ronces Valles”, nombre con el que se fue al desguace a finales de marzo de 2003 en Alang (India). En su última etapa perteneció a la compañía Ilias Shipping Co., con sede en El Pireo.
En su origen fue un buque de 5.529 toneladas brutas, 2.735 toneladas netas, 8.374 toneladas de peso muerto y 12.300 toneladas de desplazamiento, siendo sus principales dimensiones 140 m de eslora total –129,75 m de eslora entre perpendiculares–, 19,28 m de manga, 11 m de puntal y 7,48 m de calado máximo. Tras la ampliación, la eslora máxima alcanzó 155,80 m, el registro bruto subió a 8.103 toneladas y el peso muerto a 9.513 toneladas. Estaba compartimentado en cuatro bodegas –tres a proa de la superestructura y una a popa- y propulsado por un motor Sulzer 6RND68 –fabricado, bajo licencia, en la factoría de AESA en Valencia–, con una potencia de 9.900 caballos sobre un eje, que le permitía mantener una velocidad de 18 nudos. Tras el alargamiento, como bien recuerda el jefe de máquinas Juan Cárdenas Soriano, ganaron algo más de un nudo de velocidad. Código IMO 7125122.
Foto: Jordi Montoro
[1] ABC, 19 de agosto de 1972.