El primer buque de línea de nueva construcción de Compañía Trasatlántica en la segunda mitad del siglo XX recibió el nombre de “Camino”. Formaba parte de una serie de dos unidades contratadas en noviembre de 1967 y adjudicadas a ASTANO, donde tomaron forma y se botaron el mismo día –el segundo con el nombre de “Merced”–, un fasto que se convirtió en un gran acontecimiento, como destaca en su primera página el periódico “La Voz de Galicia”.
ASTANO vivía entonces, como resalta la crónica de Valle Romero, “un periodo de renovación y ampliación, para hacer frente a una abultada cartera de perdidos” y, entre ellos, una serie de petroleros, que serían los mayores del mundo construidos sobre grada, como es conocido.
En aquellos tiempos, Compañía Trasatlántica era –agrega la crónica del citado periódico–“una veterana casa armadora con más de un siglo sobre la mar” y hacía casi dos décadas que no estrenaba barcos nuevos, tras la construcción de los buques “Covadonga” y “Guadalupe”, incorporados en 1952 y 1953, respectivamente.
Construcción número 217, el buque “Camino” tomó forma en la grada de ASTANO en menos de cuatro meses. Puesta su quilla el 25 de enero de 1969, el 19 de mayo se procedió a su botadura y el 16 de diciembre siguiente salió a pruebas de mar. En enero de 1970 se entregó a su compañía armadora –inscrito en la matricula naval de Barcelona– y se estrenó en la línea de Bilbao y Nueva York. Su gemelo “Merced”, entregado el 16 de enero de 1970, se estrenaría en la misma línea desde Barcelona.
Del testimonio de quienes navegaron en ellos, fueron unos buenos barcos que incorporaban entonces algunas novedades, como la primera cabina de control de máquinas independiente, con electrónica de primera generación y aire acondicionado. Tenían tres bodegas y podían cargar 52 TEUS, disponiendo de medios de carga propios con sus puntales y pluma real, que serían de especial utilidad cuando pasaron posteriormente a las líneas del Caribe y Golfo de México.
En el historial del buque “Camino” figura la colisión sufrida el 24 de julio de 1981 en aguas del Estrecho, con el petrolero “Moncloa”, de CEPSA, navegando cerrados en niebla cuando ambos se encontraban al SO de Tarifa. En el siguiente enlace, el jefe de máquinas Juan Cárdenas Soriano relata el incidente del buque de Compañía Trasatlántica, entonces al mando del capitán Anselmo Carvajal Benítez, que realizaba su último viaje comercial.
En 1982 el buque “Camino” se vendió a la sociedad Defender Bay Shipping y pasó a bandera de Filipinas con el nuevo nombre de “Porto Coroní”. Revendido en 1988 a Zindane Shipping Inc. y renombrado “Luck”, en 1992 sería revendido a Waris Cipta Sdn Bhd y renombrado “Dickson” y en mayo de 1994 comenzó su desguace en Calcutta (India).
De 3.992 toneladas brutas, 2.247 toneladas netas y 6.940 toneladas de peso muerto, medía 126,68 m de eslora total –114 m de eslora entre perpendiculares–, 18 m de manga, 10,55 m de puntal y 7,10 m de calado. Estaba propulsado por un motor Sulzer RD68 –fabricado, bajo licencia, en Cádiz–, sobrealimentado y con válvulas rotativas, de 8.000 caballos de potencia sobre un eje, que le permitía mantener una velocidad de 17 nudos. Código IMO 6917815.
Bibliografía
Díaz Lorenzo, Juan Carlos. La construcción naval en España 1850-1975. Hitos de la industria militar y mercante. El caso de Compañía Trasatlántica, tomo II, p. 465. Santa Cruz de Tenerife.
Cárdenas Soriano, Juan. La mirada al mar de un ayer cercano. Relatos y vivencias de Compañía Trasatlántica, pp. 307-311. Edición disponible en Amazon.
Foto: Teodoro Diedrich, vía Alberto Mantilla
3 comentarios
Como nos viene demostrando desde hace muchos años, el Dr. Díaz Lorenzo es un experto historiador de la Marina Mercante española y muy especialmente centenaria Cía. Compañía Trasatlántica. La lectura de este artículo sobre los buques Camino y Merced, en los que trascurrieron parte de mi trayectoria profesional, me trae a la memoria un curioso suceso.
Efectivamente aquellos fueron los primeros buques de Cia. Trasatlántica que fueron dotados de máquina desatendida bajo ingeniería y montaje de la afamada y prestigiosa firma, ya en aquella época, Carlo Gabazzi. Aquello supuso un hito en La Compañía y causa de algún conflicto» técnico/generacional» . Hubo un tristemente recordado jefe de máquinas que durante el primer viaje de buque Camino y con la intención de que los oficiales de maquinas hiciesen la guardia en la sala de máquinas y no en la cabina de control ,ordenó que la unidad de aire acondicionado que mantenía la temperatura adecuada para los componentes de estado sólido que configuraban todo los circuitos electrónicos , fuese desconectada. A las pocas horas de tamaña barbaridad la mayoría de los circuitos del control sufrieron importantes averías con las correspondientes consecuencias para la seguridad de la mayorías de los equipos instalados en la sala de máquina.
En defensa del Sr.Peláez , que era el nombre de tan «ilustre» profesional , decir que su edad y obsolecencia profesional, lo alejaban mucho de los nuevos tiempos técnicos que llegaban. La historia de este jefe de máquina empieza en el buque Cabo San Agustín de Ybarra ; buque de transporte de guerra al servicio de la República circunstancia que aprovecho para pedir exilio en la URSS, donde esposara con una médica rusa. Allá por los años 60 y ayudado por unos vínculos de amistad de infancia y paisanaje con el ministro franquista Castiella, pudo retornar a España -su mujer continuó para EEUU- Su trabajo en España transcurriría hasta la jubilación en Cía. Trasatlántica. Su difícil carácter- posiblemente como consecuencia de toda una vida llena de dificultades-, hacían de él una persona de difícil convivencia a bordo…
No recuerdo si fué en el «Camino» o en el «Merced», pero estando de Alumno en el «Galeona» y ambos buques atracados en San Juan de Puerto Rico, fuímos otro Alumno y yo a visitar a nuestro colega. Nos encerramos en su camarote a degustar unos cocos y al rato asoma un marinero, que al vernos casi se le salen los ojos de las órbitas. Venía a avisar al Alumno para que subiera a la maniobra, que en aquellos momentos ya había comenzado. Subimos los tres al puente, y nueva sorpresa en este caso para el Capitán, pues la popa ya estaba separada del muelle y solo quedaban encapillados los cabos de proa. Como el «Galeona» estaba en el muelle paralelo y nuestro Capitán (José Angel González Guisande, que hacía su primer viaje como tal) estaba observando la maniobra, el Capitán le dijo que que hacía con nosotros, respondiendo José Angel, que nos dieran unos dólares y nos dejaran en Puerto Plata. Finalmente, arrimaron nuevamente a muelle y bajamos por la escala de prácticos, pues la real creo iba a «vapor de fabes» y enlentecería la maniobra. Por supuesto me llevé una buena bronca, no de José Angel, al que hacía gracia la historia, sino de mi jefe Dn. Francisco Rodríguez Merediz, gran persona y radiotelegrafista y que a base de broncas, día si y día también me enseñó la profesión.
Cosas de alumnos que tanta gracia solían hacer ,pero que por respeto al orden y control , había que disimular. José Angel , otro maestro y tremendo profesional que siempre destacaba donde la circunstancias así lo esijian ; lo mismo en en el puente capeando un fuerte temporal en el Atlántico Norte en pleno invierno, que en tierra en otros menesteres cuando las circunstancias así lo demandaban…Un fuerte abrazo para él; se que anda por ahí…