La estampa marinera del puerto de Santa Cruz de Tenerife en la década de los años treinta del siglo XX nos muestra el intenso ajetreo del trabajo portuario, que entonces tenía mucho de fuerza de brazos y poco de ayuda de las máquinas, más allá de las grúas y los puntales de los barcos. Las diversas mercancías aparecen amontonadas junto al costado y los camiones de carrocería de madera, que entonces eran los protagonistas del transporte por carretera con el interior de la isla.
Hasta el último tercio de la década de los años cincuenta, el Muelle Sur fue el soporte básico de la actividad portuaria de Santa Cruz de Tenerife. Ese trozo de muelle tardó años en completar su esquema actual y en su estrecha línea de atraque compartían operaciones barcos de todo tipo: cargueros, fruteros, cabotaje, pasaje y petroleros, éstos últimos desde que en diciembre de 1930 inició su actividad la refinería de CEPSA.
La foto del archivo de Miguel Bravo data, como muy temprano, de 1931, de modo que corresponde a los tiempos de la Segunda República. Acredita nuestro aserto el hecho de que aparece en la imagen el elegante “Ciudad de Sevilla”, que hasta abril de aquel año había ostentado el nombre de “Infanta Beatriz”.
El más importante de los buques que entonces tenía Compañía Trasmediterránea había sido construido en Alemania –fruto de la relación de los accionistas de la compañía con la familia Krupp, propietaria del gran astillero de Kiel– , entró en servicio en febrero de 1928 y tenía dos chimeneas, que entonces decían mucho en la mar, pues su número era una señal inequívoca de prestigio naval del país al que representaba.
Foto: Miguel Bravo para puentedemando.com