El 22 de abril de 1931, recién proclamada la Segunda República, se abría al tráfico aéreo el nuevo aeropuerto de Madrid, construido en terrenos del municipio de Barajas. La decisión final de su ubicación en esta zona se tomó después de considerar otras opciones en un concurso público en el que se presentaron propuestas que pretendían situarlo en los municipios de Carabanchel Alto, Vallecas y Getafe. El proyecto corresponde al arquitecto Luis Gutiérrez Soto y el ingeniero marqués de los Álamos y las obras comenzaron en 1929.
Finalmente, la opción de Barajas comprometía la disponibilidad de una parcela de 161 hectáreas en un terreno baldío en el que se edificó la primera terminal –que vemos en la foto–, una pista de vuelo en suelo compactado en parte cubierto de césped con una previsión de mover unos 30.000 pasajeros anuales, cifra que tardaría tiempo en alcanzar. La zona de aterrizaje estaba marcada con un gran circulo en blanco con la palabra Madrid en grandes caracteres, para que sirviera de guía a los aviadores.
Foto: AENA