El maestro Juan Arraéz Cerdá, viejo y buen amigo, nos hace evocar la historia resumida del prototipo Douglas DC-1 (cn 1137), primer exponente del legendario avión de la aviación comercial Douglas DC-3, en el que tuvimos la ocasión de volar en varias ocasiones en nuestros años mozos en las líneas interinsulares de Canarias. Lo curioso del único Douglas DC-1 es que el final de su vida aeronáutica terminó accidentado en España, poco después de acabada la guerra civil.
Fue el primer prototipo de TWA (matrículas X-223Y y NC-223Y), que sirvió de base para la construcción de los primeros veinte Douglas DC-2, de fuselaje más alargado. Howard Huges lo vendió a Lord Forbes (G-AFIF) y éste lo transfirió en 1938 a la Société Française des Transports Aériens, a través de la cual pasó hacia noviembre de ése año, a la zona republicana española. Matriculado EC-AGN, voló los meses que restaban de guerra al servicio de la LAPE. Al final de la contienda, el 6 de marzo de 1939, despegó desde Monóvar (Alicante), con algunos altos dignatarios republicanos, con destino a Toulouse.
Devuelto a España por las autoridades francesas, pasó al recién creado Ejército del Aire (42-6) y después fue transferido a la compañía Tráfico Aéreo Español (EC-AAE), donde recibió el nombre de “Manuel Negrón”. En diciembre de 1941, matiza Fernando Llorente Jiménez, en vuelo de Madrid a Sania Ramel (Tetuán), por un fallo en el sistema hidráulico tuvo que aterrizar sin poder desplegar el tren de aterrizaje en el aeródromo de El Rompedizo (Málaga).
Su piloto, Rodolfo Bay, intentó evitar daños graves y tomó tierra con el tren plegado, pero el avión sufrió daños irreparables. Así nos lo recordaba Rudy Bay cuando tuvimos ocasión de visitarle en su residencia de Palma de Mallorca y lo cuenta Jaime Velarde Silió en su monumental libro “Aviones españoles del siglo XX”, aunque la fecha del accidente está equivocada. Rodolfo Bay, comenta Antonio Morales Escudero, ha sido, probablemente, el único piloto en el mundo que voló los aviones Douglas DC-1, DC-2, DC-3, DC-4, DC-6, DC-7, DC-8, DC-9 y DC-10.

Foto: Archivo de Juan Arráez Cerdá / Viva el Ejército del Aire (facebook)