La primera definición que tenemos de la palabra Arsenal data de sus mismos orígenes en el siglo XVIII, donde se dice que es “un conjunto de edificios, así en tierra como en el agua, propios para la construcción y carenas de los bajeles, para su mejor conservación y resguardo, e igualmente de cuantos pertrechos, municiones y géneros, se necesitan para los mismos buques y demás fines del servicio de la Armada”.
Hoy día, la última edición del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define el vocablo Arsenal como que es “un establecimiento militar o particular donde se construyen, reparan y conservan las embarcaciones y se guardan los pertrechos y géneros necesarios para equiparlas”, y entre una definición y otra, distantes más de 250 años, el propio Ministerio de Defensa lo define como “Un conjunto de personas, medios de apoyo, e instalaciones periféricas de la Armada, organizadas de manera permanente bajo un mando, que dentro de un recinto o recintos dispersos, realizan actividades de apoyo logístico a la fuerza e instalaciones navales”.
Y más particularmente, para el caso del Arsenal de Cartagena la definición en concreto es la de “Base de Apoyo Logístico a los buques e instalaciones de la Armada en el Mediterráneo, en la zona comprendida entre Almería y Gerona, incluyendo las Islas Baleares”.
Dicho esto, diremos que la situación estratégica, unido a las particulares características geográficas del puerto de Cartagena, han justificado desde la más remota antigüedad el hecho de que en esta ciudad hicieran escala fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bizantinos, árabes, etc., aunque las escalas de estos antiguos navegantes serían sobre todo dentro del ámbito comercial, siendo a partir de la reconquista de estas tierras por parte del entonces príncipe Alfonso, luego Alfonso X el Sabio, en 1245 para la Corona de Castilla cuando empezó Cartagena a ser un puerto de importancia para la política de los monarcas españoles, sobre todo como puerto de referencia para los buques que iban a reprender las incursiones bereberes en nuestras costas.
Estos antecedentes y otros posteriores, hicieron que diversos Reyes de España, empezaran a poner sus ojos en Cartagena, a la que empezaban a considerar una ciudad estratégicamente muy importante, como Carlos I, que pudo corroborarlo en persona ya que estuvo aquí en diciembre de 1541, o Felipe II, que ya intentó hacer de Cartagena una ciudad inexpugnable fortificando el puerto y creando una fábrica de pólvora. También sería Cartagena testigo en 1609 de la marcha de más de 15.000 personas hacía Berbería, tras la publicación del decreto de expulsión de los moriscos, y a lo largo del s. XVII se dio aquí apoyo a los buques de guerra que salían a combatir contra los franceses. Del mismo modo sería en ese siglo, concretamente en 1668, cuando Cartagena se convertiría en lugar de invernadero y reparación para las Galeras.
Pero es a partir de 1713, cuando Felipe V inicia una política de reformas que se habría de generalizar a lo largo de todo el siglo XVIII, en los reinados de sus hijos Fernando VI y Carlos III. Dentro de esas reformas, incluyó la de la Armada real, para lo que contó fundamentalmente con el apoyo de su ministro José Patiño, verdadero impulsor de la creación de los Departamentos Marítimos, cuya finalidad principal era unificar las distintas flotas que hasta ese momento deambulaban dispersas por los diferentes puertos. Así a grosso modo, diremos que en aquellos años, en el Mediterráneo había hasta cuatro Escuadras de Galeras, (España, Nápoles, Sicilia y Génova).
Por otro lado estaba la Escuadra del Mar Océano, que operaba en el Atlántico, y las de ultramar. Todos los buques que componían estas flotas andaban dispersos por la geografía española, y ese hecho de por sí ya les hacía ser débiles, por lo que se pensó en la necesidad de construir los Arsenales, establecimientos donde no solamente serían el lugar donde se construyeran los nuevos buques, sino también donde se pudiesen reagrupar los ya existentes, reparándose y dotándose de todos los pertrechos necesarios.
En consecuencia, iban a establecerse en España los Departamentos Marítimos, siendo la fecha de nacimiento del de Cartagena (llamado originalmente Departamento Marítimo de Levante), una Real Orden de fecha 5 de julio de 1728. Posteriormente, sería el 20 de febrero de 1731 bajo el reinado de Felipe V, la fecha de arranque “oficial” de las obras de construcción del Arsenal, obras que dada su magnitud no concluirían hasta 50 años después, febrero de 1782, reinando Carlos III.
A partir de ahí, el Arsenal de Cartagena va a tener un importante peso específico dentro de la Armada, hasta que a comienzos del XIX, a resultas de la batalla de Trafalgar, la Armada queda prácticamente sin barcos, no repuntando hasta mediados de ese mismo siglo, con el llamado “periodo isabelino” al dársele de nuevo prioridad al poder naval y potenciándose en consecuencia todos los Arsenales. Por lo que respecta al de Cartagena, se acometen importantes obras de reforma (hay que tener en cuenta que en aquellas fechas el Arsenal ya tenía 100 años de vida), obras que van a durar unos 17 años aproximadamente y que van a suponer el inicio de lo que podíamos considerar la segunda etapa del conjunto del Arsenal.
Tras consultar diversa documentación y salvo error u omisión, nos atrevemos a descifrarlo del siguiente modo:
1.- Escudo de Aragón
2.- Escudo de las Dos Sicilias (conquistadas por Aragón)
3.- Escudo de Austria
4.- Escudo de la antigua Borgoña (cuna de los Borbones)
5.- Escudo de los Farnesio
6.- Escudo de los Médici
(Estos dos escudos, 5 y 6, figuran por haber ayudado a Carlos I en sus conquistas en Italia)
7.- Escudo de Castilla
8.- Escudo de León
9.- Escudo de Granada
10.- Trío de flores de Lís de los Borbones
11.- Escudo moderno de la Borgoña (escudo que era de Felipe V al ser nombrado Rey de España)
12.- Escudo de Brabante
13.- Escudo de Limburgo
14.- Escudo de Gante
Lo que es el óvalo, o parte central y principal del escudo, ha sido dividido en esas 14 secciones para poder ser explicado, y el resto sería como sigue.
Todo el conjunto está rodeado por el Toisón de Oro, insignia de la Orden de Caballería, instituida por Felipe el Bueno (Duque de Borgoña), cuyo Gran Maestre ha sido y es, desde su creación, el Rey de España. En su parte inferior, dos “B” (de Borbón), forman un lazo y colgando el Vellocino de Oro, que lo es en recuerdo de los Cruzados. En la parte superior de todo el conjunto está la Corona Real, concedida por el Vaticano y sobre ésta una bola que representa el mundo y una cruz, símbolo del cristianismo.
Terminan de confeccionar el escudo de la torre un cañón y un ancla, elementos ambos que se fundían en las instalaciones del propio arsenal cartagenero, junto con la bandera de España, un gallardete de mando, media docena de balas, una baqueta de empuje, artilugio usado para atochar el saquete de pólvora a los cañones y por último un “caduceo”, elemento que el diccionario de la Real Academia española de la lengua define como “vara delgada, lisa y cilíndrica, rodeada por dos culeras enroscadas, atributo del dios romano Mercurio, símbolo del comercio”, lo que sin duda estimamos que quiere hacer referencia al tráfico portuario que desde hace milenios contempla el puerto de Cartagena.
Si con esta somera descripción hemos dado respuesta a la curiosidad que algunos pueden haber tenido acerca del significado de las distintas partes que componen el escudo que preside la torre del reloj del Arsenal de Cartagena, daremos el tiempo invertido por bien empleado.
Fotos: archivo y autoría de Diego Quevedo Carmona
2 comentarios
Hola y enhorabuena por su artículo. Sobre el escudo original se sabe algo? Porque ese escudo si no me equivoco se puso en la época de los años 1920, creo que en el 1926 cuando se derribó el cuartel de Batallones.