Un reciente viaje a la siempre apreciada y admirada isla de Madeira nos brindó la grata oportunidad de conocer por primera vez la cercana isla de Porto Santo, que está situada a 42 kilómetros al nordeste de la punta de Sao Lourenço. Cada día, en dos horas y media de viaje, el ferry “Lobo Marinho”, propiedad de Porto Santo Line, hace posible la conexión marítima entre los puertos de Funchal y Vila Baleira.
Una travesía agradable que se convierte en la mejor opción para llegar a Porto Santo, en la que 40 minutos de viaje transcurre placenteramente al resguardo del sur de la isla, en cuyo recorrido se puede admirar la extraordinaria obra de ingeniería de la ampliación del aeropuerto insular, con el tablero de la pista de vuelo sustentada sobre impresionantes columnas en terrenos ganados al mar. Después de una hora a mar abierta, el barco alcanza el resguardo de Ilhéu da Cal y Caletha y atraca en el pequeño puerto insular, que es de factura moderna.
“Lobo Marinho” es un nombre muy arraigado en la historia marítima de Madeira. El actual es el segundo que ostenta dicho nombre y el tercero de Porto Santo Line. En la cubierta principal, a la banda de babor, están expuestas las maquetas de los buques que han cubierto la línea, lo que nos permite conocer la evolución que ha seguido el transporte marítimo interinsular en Madeira.
El actual “Lobo Marinho” es un barco elegante, coqueto, bien proporcionado en su estética y está muy bien conservado. Es una mezcla de ferry y mini crucero de turismo, con el suelo enmoquetado, muy limpio en todos sus espacios, con tres cubiertas para pasaje, de las cuales la superior, situada sobre el puente de mando, corresponde a la primera clase, que dispone de un salón noble, bar-cafetería y una terraza panorámica situado a proa que discurre de banda a banda.
Los demás salones rinden homenaje a espacios emblemáticos de Madeira, como son las islas Desertas. La cubierta principal tiene dos salones espaciosos con sus muebles originales y sus respectivos bares ambientados en épocas diferentes. En el caso del salón y el bar de proa tiene reminiscencias de los hoteles americanos de los años sesenta y nos recuerda al hotel Caracas Hilton. De los dos salones situados a popa, en diferentes cubiertas, uno está disponible para fumadores y el contiguo tiene una decoración funcional, así como una sala de butacas con televisión, mientras que el segundo salón es un autoservicio funcional y una terraza abierta al mar en un ángulo visual muy amplio en la que ondea la bandera de Portugal.
En la cubierta principal, además de los respectivos salones situados a proa y popa, tiene dos tiendas –una de ellas de ropa de marca–, así como un restaurante a la carta, que es un expositor de la cocina regional y en el que destaca una carta de vinos íntegramente formada por vinos portugueses. Existe una zona VIP formada por cinco camarotes, situada a continuación del puente de mano. En la cubierta inferior dispone de un cine, una sala de juegos y una espaciosa guardería. Todo el personal a bordo es muy amable, atento y cordial, lo cual se convierte en otro de los atractivos de este barco, que siempre nos llamó la atención.
El casco del buque “Lobo Marinho” fue construido en el astillero Baltivskiy Zadov, St. Petersburgo (Rusia), entre septiembre de 2001 y agosto de 2002, en que se procedió a su remolque hasta el astillero de Viana do Castelo (Portugal), donde se procedió a su armamento final y entró en servicio en mayo de 2003 enarbolando la contraseña de Porto Santo Line.
Es un buque de 8.077 toneladas brutas, 2.423 toneladas netas y 1.100 toneladas de peso muerto, en un casco de 120 m de eslora, 20 m de manga y 4,50 m de calado. Está propulsado por dos motores Mak 12&32C, que suman una potencia de 16.000 kW sobre ejes independientes y le permite mantener una velocidad de 21 nudos. Está autorizado para el transporte de 1.157 pasajeros, 50 tripulantes y 145 vehículos. Código IMO 9267390.
Fotos: Juan Carlos Díaz Lorenzo
Nuestro agradecimiento a: Rui Albuquerque Gouveia, Norberto Abreu, capitán José Carrera, Marcia Freitas y Aurelio Quintal. Y a toda la tripulación en nuestro viaje a bordo del ferry «Lobo Marihno».