Dice Iberia Express que ha abaratado el precio de los billetes. Debería ser así desde hace tiempo, toda vez que el precio del combustible ha bajado bastante y la aerolínea del holding IAG afectado por el Brexit no se ha dado prisa en repercutirlo con la agilidad con que las sube. Puede ser, aunque haya dislates que no se corresponden con una “low cost” que se precie de ello.
Hemos elegido al azar el trayecto Tenerife-Santiago de Compostela ida y regreso para octubre próximo. Ida por 117,20 euros y diez horas de viaje y regreso, el domingo siguiente, por 282,74 euros, si se es miembro de club express ó 314,15 euros y el trayecto nada menos de 15 horas y 50 minutos. Total, 431,44 euros. Tarifas de página web consultada a las 20,30 h de hoy. Algo falla en esta “low cost” de la que sólo tiene el salario de sus trabajadores.
Sucede, sin embargo, que le ha salido un competidor confiable que poco a poco va ganando terreno y clientes, que es lo realmente importante, porque su filosofía y su forma de entender el mercado es diferente. Se llama Norwegian y hemos de reconocer que, ciertamente, es un placer viajar en sus aviones Boeing B-737 serie -800, en los que la comodidad de los asientos dista respecto de Iberia Express. Y más cuando tienen wifi, que es gratuita.
Ahora leemos que andan enzarzadas ambas compañías en una campaña de andar por casa en la que Norwegian desmiente a Iberia Express de que sea la que menos cobra por facturar la primera maleta, tras una bajada de precios en las líneas con origen y destino a Canarias y Baleares. Eso no debería preocuparles, más allá de la anécdota.
Dice Iberia Express que cobra 7,5 euros por la primera maleta cuando Norwegian cobra seis euros en el caso de Canarias y 4,5 euros en el caso de Baleares. O de que a los no residentes la primera la cobra a 15 euros y Norwegian entre 9 y 12. Es curioso observar cómo aprovechan el argumento de la residencia para aplicar la tarifa sobre la maleta. ¿Acaso no es la misma maleta? ¿Acaso está relacionada la maleta con el descuento de residente? Este es un tema que debería ser convenientemente regulado, cuando haya un Gobierno que no esté en funciones.
Para un residente canario o balear o cualquier otro ciudadano que vive en territorio insular y que no tiene otra alternativa para sus desplazamientos, el viaje en avión con una maleta es sencillamente fundamental. Ahí han encontrado las aerolíneas otro argumento para exprimir más el pasajero, así como en la elección del asiento a bordo, en una voracidad que parece no tener fin. Pero está claro que si ello sucede así es porque alguien, más arriba, también lo permite.
Foto: Juan Carlos Díaz Lorenzo