Cuando Iberia quiso cruzar el Atlántico en un Junkers Ju-52

Corría el año de 1942 cuando Iberia, siguiendo una idea de José María Ansaldo, jefe de pilotos de la compañía, quiso probar la posibilidad de que un avión Junkers Ju-52 pudiera hacer ¡viajes trasatlánticos!, para lo que se acondicionó uno de ellos con depósitos de combustible suplementarios. El propósito consistía en incrementar su alcance para que pudiera cubrir los 3.229 kilómetros sobre el mar que separan Villa Cisneros y Natal, en la costa de Brasil.
En septiembre de aquel año, y para comprobar sus cálculos, despegó el avión desde el campo de Los Rodeos en un largo vuelo de varias etapas, con escalas en Gando, La Güera, en el extremo de las posiciones españolas en África y después subió bordeando la costa: Villa Cisneros, El Aaiún, Sidi-Ifni, Agadir, Casablanca y Tánger. Cuando llegó a Madrid todavía le sobraba combustible para seguir a Barcelona, que era el destino final del largo viaje, lo no se consideró necesario, por lo que la expedición terminó en el aeropuerto de Barajas.
La prensa regional decía que Iberia reanudaría el enlace aéreo con la Península a partir del mes de octubre siguiente, con dos vuelos semanales atendidos por los trimotores Junkers Ju-52 y bimotores DC-2. El 8 de noviembre, uno de estos aviones, que volaba de Las Palmas a Madrid con escala en Larache, fue avistado por cazas americanos durante el vuelo, mientras el centro de control de Casablanca insistía en que no se acercara a la costa africana. El piloto del avión desconocía lo qué sucedía, pero acató las órdenes y prosiguió su ruta alejándose de la costa, aterrizando en Madrid sin mayor novedad. Luego se supo que había comenzado la Operación Torch, nombre en clave del desembarco aliado en la costa occidental de África.
Bibliografía:
Viniegra Velasco, Juan (1996). Aquella Iberia que hemos vivido. Madrid.
Foto: archivo de Juan Carlos Díaz Lorenzo