Uno de los proyectos emblemáticos del extraordinario arquitecto tinerfeño José Enrique Marrero Regalado (1897-1956) es el Cine Víctor, que ocupa la parte baja de un edificio señero de la arquitectura de la capital tinerfeña en la que aparece su idea del lenguaje regionalista. Se trata de hilvanar un proyecto ambicioso, en el que confluirán dimensiones, adelantos técnicos, suntuosidad y una calidad hasta entonces desconocida en Canarias, de modo que se situara entre las primeras salas del país, al nivel de Madrid, Valencia, Bilbao o Barcelona.
El primer proyecto, aunque no tiene fecha, se supone que fue redactado en 1947 conjuntamente por José Enrique Marrero Regalado y Domingo Pisaca y Burgada (1893-1962) por encargo del promotor Alfonso González Delgado. El edificio, además de cine, consta de viviendas, oficinas y locales comerciales, entre ellos el famoso bar “Imperial”, uno de los iconos más conocidos de la zona, así como la heladería “Marpi”, situada en un local de la Rambla de Pulido, una de los establecimientos de referencia en la capital tinerfeña junto a “La Flor de Alicante” y “La Alicantina”. El edificio está situado en la confluencia de la Plaza de la Paz, rambla de Pulido, avenida de las Asuncionistas y calle Porlier, en Santa Cruz de Tenerife.
La primera solicitud presentada en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife tiene fecha de 23 de septiembre de 1947 con un presupuesto de 1.363.919 pesetas y un desarrollo muy inferior al resultado posterior, con un bajo y cuatro alturas y una fachada pobre, en el que destacaba el empleo masivo de ventanas de guillotina y un reducido número de balcones.
Sin embargo, el 13 de mayo de 1948 el promotor solicitó la ampliación y reforma del proyecto, dotándole de una planta de sótano, entresuelo y cinco pisos de viviendas, documento en el que solo aparece la firma de José Enrique Marrero Regalado. La configuración externa se había enriquecido notablemente respecto de la anterior propuesta, hasta conseguir –como señala el profesor Alberto Darias Príncipe–, un rico bagaje de ornamentos extraídos del regionalismo canario, lo que habría de conferir al edificio un empaque poco frecuentes hasta entonces.
Sin embargo, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife –siendo alcalde Cándido Luis García-Sanjuán– discrepó de la ubicación de un cine como se proponía en la confluencia de una importante vía de comunicación de la capital, lo que obligó a la adopción de otras soluciones, como el retranqueo de la línea del chaflán y el aumento de la acera y el desplazamiento de las taquillas de la vía pública para evitar aglomeraciones, de ahí la rectificación de Marrero en el segundo proyecto con la creación de un gran atrio para absorber a una multitud de espectadores. Y, al mismo tiempo, el promotor no estaba de acuerdo con la salida principal hacia la rambla, lo que obligó a buscar una alternativa por la calle Porlier.
El 26 de agosto de 1948 la Comisión de Obras del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife aprobó la reforma propuesta y en febrero de 1950 las viviendas estaban listas para ser habitadas. Sin embargo, el proceso se prolongaría hasta febrero de 1952, correspondiéndole a Félix Sáenz-Marrero, sobrino y colaborador del arquitecto, y por delegación de aquel, la certificación que la construcción había concluido y el 9 de abril de 1954 solicitó el permiso de habitabilidad, lo que sería concedido cuatro días después.
El Cine Víctor sería inaugurado el 22 de abril de 1954 con la proyección de la película musical británica “Los cuentos de Hoffman”. La sala tiene capacidad para 775 butacas –550 en la parte baja y 225 en la parte superior– y tanto en su acceso como en su interior, Marrero crea una relación muy cerca entre cine y espectador. Para ello –como explica Álvaro Ruiz Rodríguez– aplica una ornamentación en la que combina mármoles, cortinas de terciopelo, herrajes dorados y una decoración de gran calidad.
Alberto Darias destaca, asimismo, una iluminación muy estudiada según las diferentes áreas y sugiere que la composición del conjunto es deudora del Palacio de la Música (Madrid), obra de Secundino Suazo, mientras que Marrero prefiere, para el ornamento, un desarrollo formal más temperado y adoptando soluciones como los grandes paneles fragmentados por pilastras de orden gigante, los pebeteros adosados a la pared o la gran cocha que cubre la sala.
Durante algo más de cuarenta años, el Cine Víctor fue epicentro de los grandes estrenos cinematográficos en Santa Cruz de Tenerife. En los alrededores se situaban otros tres cines –Cine La Paz, situado justo en la esquina de enfrente; Cinema Victoria y Teatro Baudet, también proyectado por Marrero Regalado en 1925, contiguos en la subida derecha de la entonces calle General Mola, actual avenida Islas Canarias– que marcaron toda una época en la historia del cine de la capital tinerfeña.
En abril de 2002, el Cabildo Insular de Tenerife alquiló el cine Víctor para mantener una programación estable, con la proyección de película en versión original subtituladas. A partir de febrero de 2004 se convirtió en la sala de proyecciones y actividades de la Filmoteca Canaria en Tenerife, merced a un acuerdo entre la Consejería de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Cabildo de Tenerife a través de SOCAEM e Ideco. El contrato se prolongaría hasta el 31 de diciembre de 2008, pues unos meses antes se había abierto la sala de proyecciones del TEA.
Después de varios años de cierre, en junio de 2013 la sala pasó a la propiedad de la empresa EFT Ocio S.L. –propietaria de otros cines en Tenerife– e inició las obras para equiparlo con la última tecnología y desde el 1 de noviembre del citado año está de nuevo abierto al público. Recientemente hemos asistido a la proyección del documental “Lava Bomb” y hemos podido comprobar el magnífico estado de conservación de sus instalaciones y una evocación de los años idos para siempre, en los que el Cine Víctor forma parte de nuestras vidas.




La cantina del Cine Víctor, referente de una época que ya es historia
Bibliografía:
Darias Príncipe, Alberto (2004). Santa Cruz de Tenerife. Ciudad, arquitectura y memoria histórica 1500-1981. Tomo I, pp. 417-418. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.
Navarro Segura, María Isabel (1992). Marrero Regalado (1897-1956). La arquitectura como escenografía, pp. 305-308. Colegio de Arquitectos de Canarias. Demarcación de Tenerife-Gomera-Hierro. Santa Cruz de Tenerife.
Ruiz Rodríguez, Álvaro (1993). El templo oscuro. La arquitectura del cine en Tenerife (1987-1992), pp. 162-166. Filmoteca Canaria y Gobierno de Canarias.
Fotos: Ed. Domínguez (coloreada) archivo de Miguel Bravo y Juan Carlos Díaz Lorenzo (interiores)
1 comentario
El cine por excelencia para el chicharrero , junto al teatro baudet, el rex y el Royal victoria , grandes superproducciones vistas ahí de pequeño