Se cumplen cien años del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Finlandia y España. El 16 de agosto de 1918, apenas ocho meses después de que el recién estrenado Estado nórdico hubiera logrado su independencia, el Senado presidido por el regente interino Pehr Evind Svinhufvud nombró encargado de negocios en Madrid a Maurtiz Lorenzo Kiblmann, quien el 19 de noviembre de aquel año fue recibido en audiencia oficial por el ministro de Estado, conde de Romanones, miembro del gabinete conservador de Antonio Maura, del que Eduardo Dato Iradier era ministro de Asuntos Exteriores, cargo que desempeñó por espacio de ocho meses.
La representación finlandesa en la capital española fue una de las siete primeras que tuvo el recién estrenado Estado y, a la recíproca, España fue uno de los primeros países que reconoció a Finlandia y en 1918 nombró cónsul y encargado de negocios en Helsinki a Enrique Sánchez Martínez, que estuvo poco más de un año. A éste le sucedería Luis Guillén Gil y en 1920 Joaquín de Ezpeleta fue nombrado primer embajador en Finlandia, cargo en el que permaneció hasta 1927.
En septiembre de 1936, en los inicios de la guerra civil española y ante el curso de los acontecimientos en la capital española, el encargado de negocios de Finlandia se trasladó a Lisboa y la sede de la legación, situada entonces en Zurbano 21, quedó en un vacío legal. Como no había persona con estatus diplomático en Madrid en aquel momento, hubiera sido lógico cerrar la embajada, pero no fue así. Al menos medio millar de refugiados encontraron asilo, figurando al frente un español encargado interino quien, en una actuación ilegal y moralmente deplorable, aprovechó la situación para hacer negocio, hasta que finalmente la sede fue allanada el 3 de diciembre de aquel año por la Guardia de Asalto, siguiendo órdenes del Gobierno de la República.
El 31 de marzo de 1939, en tiempos del presidente Kyösti Kallio, Finlandia reconoció al gobierno del general Franco y estableció relaciones amistosas a partir de diciembre de 1942, cuando el país nórdico reabrió una representación consular en Madrid y, paralelamente, el embajador de España en Finlandia permaneció “oficialmente ausente” entre 1946 y 1952, lo que coincidió en dicho año con la celebración de los Juegos Olímpicos de Helsinki.
Las tensiones del inicio de la “guerra fría” y la situación geopolítica de Finlandia aplazaron hasta 1955 la normalizaron de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Finlandia nombró a un nuevo encargado de negocios en Madrid en la persona de Karl Henrik Brotherus y en mayo de 1956 se firmaron los convenios comercial y de pagos entre ambos países, rubricado el ministro español Martín Artajo y el representante de la legación finlandesa. En 1957, después de que el presidente Urho Kekkonen asumiera la presidencia de la República, fue nombrado el primer embajador plenipotenciario en la persona de Tapio Voionmaa, que entregó sus cartas credenciales al jefe del Estado el 6 de marzo de 1958 y permaneció en el cargo hasta 1960. Desde entonces y hasta la actualidad, la embajada de Finlandia en España ha tenido quince embajadores, entre ellos tres mujeres.
En julio de 1975, el presidente del Gobierno español, Carlos Arias Navarro, asistió en Helsinki a la Conferencia para la Seguridad y la Cooperación en Europa (CSCE), en la que coincidió con la élite de la política mundial, siendo el primer jefe de Gobierno español que acudía a una cita internacional desde 1939. El franquismo se aproximaba a la recta final de su existencia y tenía diversos problemas internos y también externos, caso de la descolonización del Sahara y el bloqueo de las negociaciones para entrar en la Comunidad Económica Europea. La visita de Arias Navarro coincidió con la adquisición a Silja Lines, por parte de Compañía Trasmediterránea, de los buques «Ciudad de La Laguna», ex «Botnia» y «Villa de Agaete», ex «Floria». visitando el mandatario español este último cuando se encontraba atracado en el puerto de Helsinki.
A partir de noviembre de 1975, cuando el rey Juan Carlos I asumió la jefatura del Estado, el impulso dado durante la transición política a un régimen democrático de libertades plenas y a un Estado social y de derecho consagrado en la Constitución de 1978, ha prevalecido entre ambos países una relación de cordialidad y amistad, resaltada por la visita oficial que los Reyes hicieron en julio de 1989 a Finlandia, así como la devolución efectuada en 1978 por el presidente finlandés Urho Kekkonen. Otros presidentes finlandeses, caso de Mauno Koivisto, Martti Ahtisaari y Tarja Halonen también han visitado España varias veces, tanto en viajes oficiales como de carácter privado.
Las grandes empresas finlandesas están presentes en España con reconocida solvencia y eficacia profesional. Wärtsila y Kone, entre otras, así como Nokia, en la época álgida de la telefonía móvil, son algunos ejemplos. El papel prensa de Finlandia fue especialmente apreciado en la impresión de periódicos y revistas. La industria de propulsión marina fabrica motores marinos bajo licencia de Wärtsila en el País Vasco. Asimismo, en la década de los años setenta y ochenta del pasado siglo, la industria naval española construyó series de buques para armadores de Finlandia en los astilleros de Sevilla, Puerto Real (Cádiz) y Gijón.
Las relaciones diplomáticas entre los dos países han sido tradicionalmente buenas y fructíferas y, al mismo tiempo, se ha consolidado un intercambio a todos los niveles. La entrada de España y Finlandia en la Unión Europea es un hecho que, sin duda, ha contribuido a un mayor acercamiento y mejor conocimiento. España, además, es uno de los destinos preferidos del turismo finés, donde tiene presencia desde 1956 cuando llegó el primer vuelo de la aerolínea Karhumäki Airways a Mallorca y de su sucesora Kar Air en 1959 a Málaga con 48 pasajeros a bordo de un avión Convair CV-400 Metropolitan. Aproximadamente un diez por ciento de la población finesa viaja de vacaciones cada año a España, eligiendo destinos tradicionales como la Costa del Sol, Baleares y Canarias. Finnair es una aerolínea especialmente apreciada y ha incrementado considerablemente su presencia en los últimos años, tanto en turismo de invierno como en líneas regulares entre Helsinki y las principales ciudades españolas.
La Embajada representa al Estado finlandés en España y Andorra. Sus funciones se dividen en los siguientes cometidos:
― Unión Europea: influir conjuntamente con España en las decisiones que toma la UE.
― Funciones políticas, incluyendo el intercambio de visitas al más alto nivel.
― Funciones económicas y comerciales, incluyendo las actividades que fomenten la exportación.
― Servicios consulares (pasaportes y visados y demás servicios consulares, incluyendo ayuda a los ciudadanos finlandeses).
― Información divulgativa y fomento del conocimiento de la cultura finlandesa.
Finlandia dispone once consulados honorarios en España y uno en Andorra. Cada uno de ellos tiene la misión de representar a Finlandia en sus zonas de jurisdicción y ayudar a los ciudadanos finlandeses en asuntos de carácter consular. La Embajada colabora estrechamente con la Oficina Comercial de Finlandia (Finpro), el Instituto Iberoamericano de Finlandia, la Cámara de Comercio Hispano-Finlandesa y la Iglesia Evangélico-luterana de Finlandia en España.
La Embajada de Finlandia en España tiene su sede en el Paseo de la Castellana 15, Madrid, y ocupa la cuarta planta de un inmueble construido en 1913 y reformado en 1981. La Embajada se trasladó a su actual sede en julio de 1982, en tiempos del embajador Joel Pekuri. En el mismo edificio se encuentran las embajadas de Kuwait y Corea del Sur y en las proximidades están las sedes diplomáticas de otros países, caso de Suecia, Noruega, Alemania, Bélgica y Argentina, así como varios ministerios españoles y el palacete sede del Fiscal General del Estado.

