Hace seis meses nos hacíamos eco de la noticia, en la que la compañía Maersk encargaba ocho buques de 16.000 TEUs con motores duales suministrados con metanol (LGIM) o combustible bajo en azufre. La naviera apostaba así y con una inversión inicial de 1.500 millones de euros de forma decidida por esta opción limpia de combustible, para liderar una iniciativa europea de reducción de emisiones en el ámbito marítimo.
La apuesta de la danesa no tiene vuelta atrás y muestra de ello la reciente asociación con seis empresas de energía, que garantizan la producción de metanol verde que necesitará su flota, es decir, unas 730.000 toneladas/año para finales de 2025, que le permitirán operar evitando cualquier dependencia de terceros o poner en riesgo su disponibilidad.
Los primeros buques suministrados por los astilleros surcoreanos Hyundai Heavy Industries, se entregarán a partir de 2024. Los miembros de la asociación que producirán el metanol, disponen de centros de producción de bio y e-metanol en Dinamarca, China, EE.UU. y Suiza.
El compromiso de Maersk es alcanzar los objetivos netos de cero emisiones en 2040 en toda su cadena de negocio, para lo que sigue una política de integración vertical de empresas. Este movimiento estratégico alinea a la naviera con sus mejores clientes, que también siguen políticas de descarbonización, Amazon, Disney, H&M, Levis, HP, Microsoft, etc.
El metanol verde será producido a partir de biomasa como residuos forestales no reciclables y residuos sólidos municipales, aunque también se puede obtener a través de sintetizados de hidrógeno y CO2 de origen renovable (e-metanol). El metanol podría convertirse en pieza clave para la transición energética del sector marítimo, una opción viable de combustible, para hacer frente al urgente desafío de la descarbonización.
El metanol es muy versátil, capaz de ser mezclado con combustibles convencionales. Se maneja a temperatura y presión ambiente, lo que facilita su almacenamiento, transporte y distribución.
CMA-CGM la tercera mayor naviera del mundo, ha comenzado una prueba de gran alcance en varias de sus rutas comerciales, empleando para ello 32 de sus buques portacontenedores. Se probarán diferentes tipos de biocombustibles, mientras se miden y estudian las emisiones de cada uno de ellos. Fabricados a partir de aceites de cocina usados y mezclados en un 24% con combustibles convencionales, se obtiene un producto totalmente compatible con las motorizaciones existentes en la flota y que no precisa de otros ajustes técnicos o mecánicos. Esta mezcla reduce las emisiones de CO2 un 21% aproximadamente.
CMA-CGM cuenta también con 25 buques duales, capaces de operar con gas natural licuado, conformando otras de las opciones de la compañía francesa.
La compañía de portacontenedores mas grande del mundo, MSC, prueba su primer ULVC propulsado por GNL. Optará por esta modalidad de combustible en la próxima generación de buques. El buque “MSC Washington” de categoría Neopanamax, comenzará a operar a partir del próximo mes de abril. Este barco transportará menos TEUS que sus gemelos, debido al espacio que ocupa el voluminoso tanque tipo de C para el GNL. En contrapartida, reducirá las emisiones de CO2 de manera significativa contando con una capacidad final de 14.280 TEU.
MSC dispondrá así de una flota de 30 barcos duales nuevos, que utilizarán GNL y cuyas capacidades alcanzarán los 16.000 TEU.
Las tres mayores navieras del mundo, desarrollan e invierten decididamente en soluciones para preservar el medio ambiente y reducir las emisiones, siendo uno de los sectores más activos y concienciado con la problemática del calentamiento global.
Algunos gobiernos han dado recientemente pasos importantes en la misma línea. Después de los últimos anuncios de EE.UU. de impulsar su tejido marítimo-portuario, Reino Unido sigue esta tendencia, aprobando una inversión de 200 millones de libras esterlinas, para apoyar el sector de la tecnología marítima verde. El objetivo es poder competir con los grandes astilleros asiáticos en materia de investigación y desarrollo para reducir las emisiones del transporte marítimo, apoyando para ello a empresas emergentes.
Las grandes potencias siguen destinando importantes cantidades en sus programas de gobierno, para el desarrollo industrial del sector marítimo y portuario, conscientes del retorno que tienen esas inversiones en sus economías y en la generación de empleo, sin contar el control estratégico de los mercados. No lleguemos tarde al futuro.
EE.UU. quiere ejercer un liderazgo en el sector marítimo con sus nuevas políticas para evitar nuevas crisis de suministros, mientras que Reino Unido pretende recuperar su posición destacada en la construcción naval mundial. Actividad a la que había renunciado hace décadas y que, tras los últimos acontecimientos en el orden mundial, han hecho reflexionar y cambiar de postura al gobierno. Reino Unido aspira a ser el líder mundial en sistemas de transporte marítimo ecológico y en esa misma línea van los progresos que ya ha obtenido en relación con la eólica marina.
Fotos: cedidas