Binter seguirá ejerciendo una posición de dominio en el transporte aéreo de Canarias hasta que Air Europa Express haya completado su implantación y, aún así, es previsible y lógico, por otra parte, que dado el número de líneas y frecuencias de la primera, mantenga un claro liderazgo. Binter tiene 18 aviones y realiza unos 170 vuelos diarios y Air Europa Express tendrá seis aviones dentro de un año, tres de los cuales ya están volando en Canarias.
Otra cosa es que un porcentaje de sus clientes, a los que hasta ahora no les quedaba otro remedio que viajar en Binter, elijan la opción de Air Europa Express y que esta compañía, si los números cuadran, lo hace bien y el público la apoya, decida aumentar su presencia en Canarias, más allá de sus previsiones iniciales. Desde luego, nos consta que en La Palma la están esperando como agua de mayo. Si extrapolamos porcentajes, es posible que para entonces Air Europa Express capte en torno a un 20% de la cuota de mercado y eso se notará en la cuenta de resultados de Binter y Canaryfly.
Razón por la cual, al menos en apariencia, el presidente de Binter, Pedro Agustín del Castillo –últimamente pródigo en declaraciones en los medios de comunicación–, además de apelar a la canariedad como signo de identidad, diga que su empresa no está preocupada por la presencia de Air Europa Express y que desde hace quince años, cuando Iberia vendió su filial regional, ha funcionado como “si siempre hubiera habido competencia”.
Conocemos el sector y tenemos algunas dudas. Si, en realidad, Binter no estuviera preocupada por la competencia, sorprende el interés y el recelo que suscita la presencia de Air Europa Express y la nula atención prestada en su momento a Canaryfly, a la que sin embargo le alquila o traspasa aviones que no cambian de matrícula y nos consta que no existe “guerra comercial” entre ambas empresas, como sí sucedió con Islas Airways.
Claro que Air Europa Express es harina de otro costal. Canaryfly, por el momento, nada dice acerca de la competencia que tiene a su lado, a pesar del daño que le puede hacer dada su posición más débil. ¿O es que hay algo más entre Binter y Canaryfly que no sepamos?
Foto: Alberto Pérez Fernández