Binter cumple 33 años

Binter acaba de cumplir 33 años y es una de las empresas canarias más rentables. Opera, en la práctica, en régimen de duopolio con su prima hermana Canaryfly, cuyas interconexiones de intereses son cada día más evidentes. En Canarias tiene el tráfico cautivo, de modo que para moverse entre islas hay que pasar primero por la caja de Binter o de Canaryfly, que para el caso es lo mismo y abonar sus tarifas, no siempre motivo de satisfacción.
Fuera de Canarias, la aerolínea ha conseguido consolidar un modelo de éxito, donde compite, y con elevada ocupación, con otras inmediatas aunque con un esquema y un servicio diferenciado, donde la incorporación de cinco aviones de nueva generación Embraer E-2 se ha revelado como uno de los aciertos más importantes de la industria en los últimos tiempos.
El pasado 26 de marzo se cumplieron 33 años de la existencia operativa de Binter. Recordamos, puesto que fuimos testigos, el primer vuelo a La Palma a bordo de un avión CN-235 pilotado por el comandante Ricardo Génova, sin duda una de las figuras más relevantes que han pasado por la empresa, junto al siempre bien recordado Alfonso García Bach y Carlos Gómez Campos, que fue el primer director de Operaciones de la recién nacida aerolínea.
Una filial del Grupo Iberia dedicada al tercer nivel, que ha permanecido en el tiempo y desde 2002, es decir, ya va para veinte años, está en manos de un grupo canario liderado, ahora en primera posición con el cargo de presidente y accionista principal, por Rodolfo Núñez Ruano, que es el ideólogo de la operación y de la estrategia de Binter. Una estrategia convertida en éxito incuestionable.
La miopía de Iberia y la escasa creencia en los tráficos regionales, además de una frecuente conflictividad con los pilotos y el cansino mangoneo de algunos políticos, acabaron por aburrir a los gestores de Madrid y decidieron quitarse de encima a una empresa que entonces ganaba dinero. Por 50 millones de euros –más barato que el coste del trimarán “Benchijigua Express”–, Iberia largó Binter a un grupo de empresarios canarios que han multiplicado con creces la inversión de entonces. A la vista están los resultados.
No cabe duda que Binter es una gran empresa. Una poderosa máquina de hacer dinero en la que quien se mueve no sale en la foto. Lo saben bien los pilotos en otro tiempo revoltosos y retadores. Rodolfo Núñez cortó de raíz los vicios del pasado. Se acabó la diversión, los planes Charlie, el consumo extra de combustible volando a reglamento, que es una forma legal de alargar los tiempos de vuelo y también de adelantar las revisiones e inmovilizaciones de los aviones, con todo lo que ello supone… En fin, todo eso ya es historia.
La compañía renueva flota con frecuencia, merced a los acuerdos con ATR y su entorno financiero, pues no en vano se trata de uno de sus clientes preferenciales. Lo es y lo seguirá siendo mientras no exista competencia, algo que en estos momentos es una utopía y se mantenga el descuento de residente del 75%, que ha beneficiado tanto o más a la empresa que a los pasajeros. Y en Binter lo saben. Vaya que si lo saben.
Es posible, por lo que conocemos, que habrá novedades interesantes a corto plazo. En los últimos tiempos, además de incrementar el número de destinos a la Península –con la ventaja de los vuelos directos y un servicio snack a bordo “cortesía de Binter” que va incluido en el precio del billete– han incrementado también los vuelos internacionales, mirando hacia Europa y parece que por ahí van las próximas noticias.
Foto: cedida
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