A la historia de las comunicaciones marítimas del Estrecho de Gibraltar, la línea que une Algeciras, Ceuta y Tánger pertenece el vapor “General Fernández Silvestre”, en origen un yate que posteriormente fue adaptado para su nuevo cometido. No se trata de un caso aislado. En la Marina Mercante española existen varios ejemplos similares y hubo un tiempo en el que compartieron esfuerzos en el citado tráfico marítimo otros barcos de similar procedencia, como los vapores “J. B. Llovera” y “Teodoro Llorente”.
Construido por encargo de sir William G. Pearson con el nombre de “Lady Torfrida”, el buque de esta historia era la construcción número 345 del astillero Fairfield S.B. & Co. Ltd., en Govan (Glasgow, Escocia) por cuya grada resbaló el 14 de diciembre de 1889 con el ceremonial acostumbrado. Se deduce que cuando fue puesto a flote lo hizo ya muy avanzado en su armamento, pues realizó las pruebas de mar y fue entregado en enero de 1890, siendo el tercero con dicho nombre que poseía su opulento propietario, un reputado parlamentario británico de su tiempo.
En el Lloyd’s de 1891 figura con un registro de 363 toneladas brutas, 171 toneladas netas y 543 toneladas de peso muerto. Medía 49,80 m de eslora total, 8,10 m de manga y 4,56 m de calado y estaba propulsado por una máquina alternativa de triple expansión, de 700 caballos de potencia, que tomaba vapor de una caldera fumitubular de llama en retorno, con la que mantenía una velocidad de 8,5 nudos. Las carboneras tenían capacidad para 90 toneladas y otras 13 toneladas de agua destilada.
La presencia de este buque en la Marina Mercante española tiene su origen en la ley de 14 de junio de 1909 y el real decreto de 8 de abril de 1910, por el que el Ministerio de Fomento convocó concurso para la adjudicación de las comunicaciones marítimas correspondientes al tercer cuadro del grupo C, es decir, las correspondientes a los servicios que unían puertos del sur de la Península y los del norte de África, así como la línea regular entre Barcelona y Canarias.
Con la finalidad de optar al concurso, en ese mismo año se constituyó la Compañía Valenciana de Vapores Correos de África, resultado de la fusión de dos compañías valencianas ya existentes: La Roda Hermanos y Compañía Valenciana de Navegación. La sociedad resultante contaba con una flota de doce buques, cantidad insuficiente de acuerdo con lo estipulado en el contrato que le fue adjudicado, pues precisaba de otros siete buques para prestar el servicio del grupo de África.
Razón por la cual adquirió en Italia, de segunda mano, los buques “A. Lázaro”, “J.J. Sister” y “V. Puchol”; y en Inglaterra, por el mismo procedimiento otros cuatro, rebautizados “Ausías March”, “Barceló”, “Luis Vives” y “Jorge Juan”. En Inglaterra, además, la Compañía Valenciana de Vapores Correos de África adquirió en 1910 el yate “Lady Torfrida”, que fue abanderado con el nuevo nombre de “General Fernández Silvestre”, en homenaje al destacado militar Manuel Fernández Silvestre (1871-1921). Un año después compró el yate “Asteria”, que fue rebautizado “J. B. Llovera” y en 1913 el yate “Zenaida”, que pasó a llamarse “Teodoro Llorente”.
La presencia de estos tres buques en las líneas del Estrecho señaló el comienzo de una nueva etapa. Hoy nos puede parecer anecdótico, pero entonces representó un avance considerable. En 1894, año en el que se inauguró el primer muelle construido en Algeciras, situado en el margen derecho del río de la Miel y debido al empeño de una compañía inglesa que también había construido el ferrocarril Bobadilla-Algeciras, comenzó sus viajes el pequeño vapor “Elvira”, que hacía cuatro viajes diarios entre Algeciras y Ceuta. El billete costaba una peseta a popa y media peseta a proa.
De casco de acero y dos cubiertas con cinco secciones transversales, cuando fue transformado en buque de pasaje tenía un arqueo de 419 toneladas brutas, 205 toneladas netas y 500 toneladas de peso muerto. Suponemos que debió ser alargado, pues difiere respecto de las dimensiones originales: 54,78 m de eslora total -50,59 m de eslora entre perpendiculares-, 8,26 m de manga y 4,63 m de puntal. Tenía capacidad para 30 pasajeros y fue inscrito en la matrícula naval de Barcelona.
El escenario marítimo español conoció una nueva etapa a partir del primero de enero de 1917, cuando Compañía Trasmediterránea, constituida el 25 de noviembre de 1916, inició sus singladuras. El aporte financiero inicial estuvo formalizado por cuatro sociedades: Compañía Valenciana de Vapores Correos de África, Sociedad Línea de Vapores Tintoré, Ferrer Peset Hermanos y Sociedad Anónima Navegación e Industria.
La aportación de buques por parte de la Compañía Valenciana de Vapores Correos de África estuvo formada por 18 unidades: “Cabañal”, “Grao”, “Játiva”, “Sagunto”, “Villarreal”, “Canalejas”, Vicente Ferrer”, “Vicente la Roda”, “Ausías March”, “Barceló”, “Jorge Juan”, “A. Colá”, “A. Lázaro”, “J.J. Sister”, “V. Puchol”, “Teodoro Llorente”, “J.B. Llovera” y “General Fernández Silvestre”.
Por espacio de veinte años, el buque de esta historia permaneció en aguas del Estrecho, en las líneas Algeciras-Ceuta, Algeciras-Tánger, Cádiz-Tánger, Cádiz-Larache y también Málaga-Melilla. La incorporación de las nuevas motonaves “Miguel Primo de Rivera” y “General Sanjurjo” determinó el cese en dicha línea de los barcos citados. Por lo que se refiere al vapor “General Fernández Silvestre” fue vendido en 1930 al industrial vasco Andrés Sáenz de Parayuelo, de San Sebastián y hasta su desguace en 1934 ostentó el nombre de “Kabi Txiki”.
Foto: Archivo de Juan Carlos Díaz Lorenzo