A la historia del cabotaje en Canarias, que todavía está por escribir en profundidad, pertenece el buque “Afortunadas”, al que vemos maniobrando en el puerto de Santa Cruz de La Palma. Cargado con una espectacular cubertada de troncos de madera y sacos que bien pudieran ser de carbón, es posible que los hubiera cargado en los pequeños puertos y tenederos del norte de La Palma.
Este buque, de casco de madera, fue construido por el carpintero de ribera José Romano en los varaderos del puerto de Luz, en Las Palmas de Gran Canaria, con el nombre de “San Antonio” y entró en servicio en 1928 (folio 1.831 de la lista cuarta de aquella matrícula naval).
El investigador Daniel Rodríguez Zaragoza señala que en sus primeros años cumplió con el humilde oficio de aljibe. Entre 1942 y 1943 fue transformado y aparejado de balandra, es decir, dos palos y aparejo de ketch y dedicado a la pesca de la vecina costa africana. La mayoría de aquellos “candrays” construidos a finales del siglo XIX y las dos primeras décadas edel siglo XX serían transformados en balandras tanto para la pesca como para el cabotaje, puesto que sus cascos eran fácilmente adaptables y tenían aceptable capacidad de carga; una parte de ellos incluso serían transformados en motoveleros.
En 1958, la sociedad Las Afortunadas compró este buque y entonces se decidió su transformación en motonave en las instalaciones de Industrias Marítimas de Tenerife y a mediados de mayo de 1959 volvió de nuevo al servicio con el nombre de “Afortunadas”.
Por entonces era un buque de 157 toneladas de registro bruto y 200 toneladas de peso muerto, siendo sus principales dimensiones 27,90 m de eslora total, 8 m de manga, 2,92 m de puntal y 3,30 m de calado. El nuevo motor era un Alpha, fabricado por la firma danesa Burmeister & Wain, de 310 caballos de potencia, con el que alcanzó una velocidad de 10 nudos en las pruebas de mar. Tenía una autonomía de 2.800 millas, lo que equivalía a casi doce días de navegación.
A finales de 1971 el buque pasó a la propiedad de los Hermanos Negrín, armadores de Hermigua (La Gomera), que lo emplearon a su servicio sin cambiar de nombre. El 19 de septiembre de 1973 zarpó de Santa Cruz de Tenerife en viaje a San Sebastián de La Gomera, con 60 toneladas de carga. En la madrugada siguiente embarrancó en la Baja de Beltrán, cerca del Porís de Abona. Debido a una explosión, el casco del buque se partió en dos, perdiéndose definitivamente, aunque los tripulantes no sufrieron daño y lograron ponerse a salvo.
Foto: Fotos Antiguas de Tenerife (facebook)