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Balearia acepta que la “joya tecnológica” no puede adelgazar

Balearia da por buenos los 35 nudos de velocidad que es capaz de mantener en lastre el catamarán “Eleanor Roosevelt” –la “joya tecnológica” a la que se refiere el presidente de la compañía con la petulancia que le caracteriza–, en un intento para poner en valor el resultado de las revisiones y modificaciones efectuadas durante la reciente varada de este buque en el astillero Gibdock. Dista de los 40 nudos nunca alcanzados, pero lo cierto es que escuchando a los profesionales del sector que saben del tema,  la velocidad que mantiene a media carga o a carga completa representa un registro aceptable. 

El citado catamarán de proyecto australiano y construido en Astilleros Armón Gijón lleva una semana reincorporado a la línea Denia-Ibiza-Palma, en la que, de momento, opera en solitario. Es una excelente máquina de hacer dinero posicionado en una línea nacional con un buque de bandera europea rayana en la conveniencia, que ha contribuido generosamente a los resultados del ejercicio 2021, cifrados en unos beneficios de 49 millones de euros.

No ha sido posible “adelgazar el sobrepeso” en el diseño que padece este buque, que es el primero de su clase construido en España, en el que se han implementado diversas mejoras que lo han mantenido fuera de servicio durante mes y medio, de modo que no podrá alcanzar la velocidad que en su día se anunció como un hito, aunque es previsible que el segundo buque repetición de este mismo proyecto – e incluso se habla de un tercero–, que también será construido en Armón Gijón supere los inconvenientes del prototipo. 

A Balearia, como a todas las navieras y empresas del sector del transporte, lo que le importa, en realidad, –y para eso está– es ofrecer un buen servicio y mantener los mejores coeficientes de ocupación, y consecuentemente ingresos, que en este caso están asegurados puesto que se trata de una línea de gran demanda que hasta el momento no tiene competencia y donde la naviera que preside Adolfo Utor ha conseguido consolidar un modelo de éxito. A la vista están los resultados.

Mientras tanto Balearia afirma que tras el paso por el astillero Gibdock el catamarán de factura española alcanza “cotas de confort inéditas” y resalta beneficios medioambientales como el gas natural incluido, que han debido tener su efecto, aunque la realidad es que navega a gasoil desde hace tiempo, puesto que la apuesta por el GNL está, sencillamente, prohibitiva. Y la factura del combustible es capítulo muy importante en los costes de explotación, en ésta y en todas las navieras. 

Foto: Alexander Portas

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