El mundo de la aviación

Ángel Álvarez, comandante radiofónico del «Vuelo 605»

A la historia de Iberia y de la radiodifusión en España pertenece el nombre legendario del maestro Ángel Álvarez, cuya voz intimista y cálida y sus selecciones musicales acompañaron a millones de pasajeros y oyentes a lo largo de su fructífera vida. Falleció en agosto de 2004, dos meses después de que se hubiera despedido discretamente de las ondas en la emisora M-80 Radio. Habían transcurrido 44 años de continua actividad radiofónica, que ocuparon la mitad de su vida.

Ángel Álvarez llegó a las ondas en 1960 con el programa “Caravana musical”, en La Voz de Madrid y que estuvo en antena hasta 1981. De sus muchos viajes profesionales en la línea Madrid-Nueva York como radiotelegrafista en los aviones de Iberia, consiguió hacerse con una apreciable colección de discos, muy difíciles de encontrar en España, lo que le facilitó extraordinariamente su labor posterior.

Le seguirían “Alta Fidelidad”, “Los clásicos de la música ligera”, “Festival del mundo”, “Torre de Manhattan” e “Imagen de un famoso”, en Radio Nacional de España. El legendario programa “Vuelo 605” –convertido a su cierre en el más veterano espacio musical de la radiodifusión española– inició su andadura en la primavera de 1963 en Radio Peninsular. Después pasaría a Radio Madrid, Cadena Minuto y M-80 Radio.

Diego A. Manrique escribe que “su influencia en la apertura musical del país fue inmensa: en una radiodifusión autárquica y particularmente alérgica a las canciones en inglés, Álvarez seleccionaba con refinado criterio las últimas novedades de Estados Unidos y, tras la eclosión de The Beatles, el Reino Unido. Introdujo en España el sonido Nashville y, más decisivamente, el folk de Pete Seeger y Bob Dylan, facilitando el surgimiento de grupos y cantautores madrileños en la misma línea. Con el Club Caravana, que editaba boletines rebosantes de información, Álvarez nucleó a su alrededor una activa minoría de buscadores de la música de calidad, de donde saldrían abundantes periodistas, pinchadiscos de FM y empleados de discográficas”.

Agrega Manrique que “uno de los primeros seguidores fue Carlos Charly Domínguez, que se convertiría en guionista de Álvarez hasta el final de su carrera. Todos llevaban a gala su condición de caravaneros, aunque hubiera cismas a partir de 1967, con la cristalización de la contracultura hippy: las emisiones cara al público de los domingos terminaban en encendidos debates alrededor del dylaniano All along the watchtower en versión de Jimi Hendrix o de los excesos sobre el escenario de Jim Morrison, aunque conviene recordar que allí sonó el primer LP de los Doors la misma semana de su edición en Estados Unidos”. [1]

Su vida profesional transcurrió en Iberia, primero como operador radiotelegrafista en vuelo y después en tierra, aunque durante toda su etapa estuvo permanentemente vinculado a la radio. Suyas fueron las grabaciones de las selecciones musicales que se ofrecían a bordo de los aviones de Iberia en los vuelos de largo recorrido y tuvimos la grata oportunidad de conocerle cuando elaboramos nuestro libro “Iberia, mil fotos para la historia”, con el que Iberia celebró su 75º aniversario.

Su trabajo en las ondas españolas fue generosamente reconocido y entre otros galardones se citan el Premio Nacional de Radio (1972) por su programa “Alta Fidelidad”; Premio Óscar de la Publicidad (1974), por su programa “Vuelo 605”; Asturiano del Año (1980),  Premio Ondas (1996), Antena de Oro (2000) y Premio de la Música (2002). Había nacido en 1919 en Oviedo y tenía 87 años cuando se cerró el micrófono de su vida y su memoria sigue impregnada en el eco de su extraordinario trabajo.

[1] El País, 23 de agosto de 2004.

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