Los petroglifos de Mogor, conocidos popularmente como “laberintos de Mogor”, cuyo origen está datado por los arqueólogos entre los años 3.000 y 2.000 a.C., se encuentran en el paraje conocido como “A barriada de Mogor”, situada en Mogor, una pequeña parroquia del ayuntamiento de Marín, Pontevedra.
Hasta allí, la que es su tierra natal, ha llegado Antonio Padrón Santiago, embajador Marítimo de la OMI, donde ha participado con un grupo de personas interesadas en una de las visitas nocturnas guiadas que organiza el Ayuntamiento de Marín, recibiendo las explicaciones del arqueólogo Alberto Martínez Gago.
Los petroglifos constituyen una prueba de los contactos ancestrales entre la península ibérica y la Europa nórdica. Los laberintos los dibujaban los pescadores en el suelo con piedras antes de adentrarse en la mar y, con ello, ahuyentar a los «malos vientos» y a la mala suerte, consiguiendo así, buenas capturas y regresar sanos y salvos.
Los petroglifos forman parte del conjunto de arte rupestre de Terras de Pontevedra. Se compone de tres conjuntos de grabados rupestres visibles, aunque existieron en la zona hasta siete grupos rocosos con grabados, entre ellos algunos de los escasos laberintos encontrados de momento en Galicia. Constituyen una muestra excepcional del denominado Grupo Galaico de Arte Rupestre, ejemplos repartidos por toda la comunidad gallega.
Foto: cedida