Ha sido, sin duda, la “estrella” del día en el puerto de La Coruña. El megayate A, abanderado en Bermudas por razones fiscales, ha mostrado su peculiar estampa marinera en su atraque del puerto gallego, donde cientos de personas han desfilado por su costado de estribor, mientras los tripulantes se afanan en las labores de mantenimiento.
Por su notable y llamativa superestructura, el buque destaca sobremanera en el recinto portuario y en un primer instante nos ha hecho evocar, salvando las distancias, un “revival” del famoso submarino “Nautilus” y el capitán Nemo, protagonistas de la novela de Julio Verne o, quizás, más reciente en el tiempo, de un guión de James Bond. Pero no. Es un yate, en realidad un megayate, propiedad del multimillonario ruso Andrey Melnichenko y la letra A corresponde al nombre de su esposa, Alexandra Nikolic.
A es también la inicial del nombre de su propietario, un hombre de negocios ruso nacido en 1972 en Gomel, Bielorrusia, hijo de un físico, que quiso seguir los pasos de su padre aunque acabó embarcándose en el mundo de las finanzas en plena desmembración de la extinta URSS. En 1991, con 19 años, empezó a ganar dinero con un pequeño negocio de venta de ordenadores, y dos años después fundó su primer banco, el MDM, cuyo cliente principal era Roman Abramovich, que ya despuntaba en el negocio del petróleo. Con 28 años, Melnichenko amasó una importante fortuna personal invirtiendo en sectores como el metal, la industria y la electricidad, que le ha llevado hoy, a sus 37 años, a ser uno de los cien personajes más ricos del mundo. Su influencia se refleja en los festejos de su boda con la modelo serbia Sandra Nikolic (conocida como Alexandra). Whitney Houston y Christina Aguilera actuaron para ellos.
Se trata, además, de un barco único en su género y, al mismo tiempo, expresión singular del extraordinario nivel de su diseño y su construcción. El peculiar buque ha sido construido en los astilleros Blohm + Voss GmbH, en Kiel (Alemania) y entró en servicio a comienzos de 2008. Es fruto del proyecto Sigma SF99, diseñado tanto en su exterior como en su interior por el arquitecto naval Philippe Starck, con la colaboración de Martin Francis. En 2003 trascendió la noticia del encargo del nuevo buque, a petición de un importante hombre de negocios ruso. La denominación original del proyecto se debe a los 99 metros de eslora del primer boceto.
Según explica el periodista Javier Ortega Figueiral, “Starck realizó varios bocetos, a cual más espectacular, y el propietario acabó optando por un diseño rompedor, de líneas ultramodernas, una proa afilada y una gran estructura en la parte de popa. Finalmente de la mesa de dibujo a la realidad, el barco creció en 20 metros de eslora para acabar midiendo 118 metros. Su construcción fue uno de los secretos mejor guardados del astillero de la ciudad de Kiel. Esa discreción provocó la curiosidad de algunos medios que llegaron a sobrevolar la zona para poder fotografiar el nuevo buque desde el aire. Por entonces se llegó a decir que no se trataba de un yate sino de un modelo de barco militar experimental por su diseño que recuerda a un híbrido de fragata de última generación y sumergible. Fue el 3 de enero de 2008 cuando salió a navegar por primera vez”.
Es un buque de casco de acero y superestructura de aluminio, de 5.500 toneladas brutas y un desplazamiento de 5.959 toneladas, siendo sus principales dimensiones 119 metros de eslora total, 18,87 m de manga y 5,15 m de calado máximo. Está propulsado por dos motores MAN RK280, con una potencia de 12.070 caballos, que accionan dos hélices de “doble tornillo” y le permite alcanzar una velocidad máxima de 23 nudos. La velocidad de crucero es de 19,5 nudos y a dicho régimen tiene una autonomía de 6.500 millas. La capacidad de combustible es de 757.000 litros y otros 94.000 litros de agua potable. Se estima que la construcción del buque y su equipamiento interior ha podido costar unos 250 millones de euros.
Si el exterior es impactante, el interior rompe también todos los esquemas para el alojamiento de 14 invitados. Starck desarrolló su fantasía de diseñador-genio decorando las seis suites del barco con elementos de cuero en colores claros mezclados con piezas de acero inoxidable. La suite del propietario está en la parte más alta de la torre con una cama “king size” que puede girarse hacia donde se desee. Todo tipo de aparatos de entretenimiento con tecnología de última generación llenan todos los espacios de la embarcación por donde se reparten cien altavoces, 15 pantallas de televisión de plasma y un sistema centralizado de visión de películas con más de 3.000 títulos guardados en un reproductor. Dispone de un helipuerto a proa, que ya figuraba en el primer proyecto.
La tripulación está formada por 42 personas. Donde quiera que el barco vaya, llama poderosamente la atención y la prensa especializada le hace un constante seguimiento. Quede aquí constancia de su arribada al puerto de La Coruña, fotografiado por nuestro amigo y colaborador José R. Montero.
Foto: José R. Montero