Vueling no ha conseguido solucionar todavía los efectos del desastre de organización en el que se ha sumido, por la avaricia de querer abarcar más de lo que realmente puede. Existe el temor, fundado, de que el próximo 15 de julio pueda ser caótico en el aeropuerto de Barcelona, su principal base de operaciones, ante el inicio de la segunda fase de la salida de vacaciones. La programación sigue descolocada, acumulando retrasos considerables y no parece que pueda recuperar la necesaria normalidad a corto plazo.
Ayer, sin ir más lejos, Vueling «obsequió» con un retraso de dos horas y quince minutos a los pasajeros del vuelo VY 3217 Tenerife Norte-Barcelona. Con el eufemismo “llegada tarde del avión programado”, el comandante de la aeronave quiso disculpar los errores cometidos en las alturas, donde unos pocos irresponsables están infligiendo grave daño a los sufridos pasajeros. Y todavía tuvo la guasa de decir que había ganado cinco minutos en vuelo. El avión quedó aparcado en remoto, con lo cual tal “beneficio”, si lo hubo, se esfumó en un abrir y cerrar de ojos.
Foto: Juan Carlos Díaz Lorenzo